Guerra ruso-ucraniana: ¿qué es la ‘filtración’?
Rusia lanzó una guerra a gran escala para destruir el estado ucraniano y a todos los ucranianos que lo defienden y apoyan. Y para ello se optó por la estrategia de tierra quemada: cada ciudad, que resistió los ataques rusos, inmediatamente fue sometida a bombardeos y ataques aéreos contra la población civil e infraestructura civil. Esto causa la muerte y heridas a decenas de miles de civiles, la destrucción de decenas de miles de edificios y provoca a millones de refugiados y desplazados internos. Las acciones en los territorios ocupados por Rusia tenían como objetivo destruir a los que se consideran ucranianos, intimidar a todos los demás y obligarlos a partir hacia Rusia con tal de dejar en su lugar sólo a los residentes leales a Rusia. Esta estrategia corresponde a la división de los ucranianos en cuatro grupos, que usan, según los investigadores, los servicios de contrainteligencia rusos:
- los que deben ser eliminados o destruidos físicamente;
- los que deben ser reprimidos o intimidados;
- los que deben ser persuadidos para cooperar;
- los dispuestos a cooperar.
La gente desconoce muchos crímenes de esta guerra, incluso aquellos que intentan seguir los acontecimientos de cerca. Vamos a analizar aquí uno de éstos crímenes: la filtración. La podemos definir así: un proceso violento y no regulado de obtención de datos personales de las personas detenidas, sus contactos sociales, opiniones y actitudes hacia el estado ocupante, con tal de asegurar su seguridad para las autoridades o servicios del estado ocupante, así como como su disposición y consentimiento para cooperar con las autoridades o servicios del estado ocupante. Su propósito es identificar a las personas con opiniones proucranianas que son desleales al régimen de ocupación, en particular aquellos que se identifican como ucranianos, se niegan a obtener pasaporte ruso y quieren conservar la ciudadanía ucraniana, para su consecuente aislamiento o incluso destrucción.
Los procedimientos de la filtración comenzaron en la primera quincena de marzo con el inicio de la deportación forzosa de los residentes de Mariúpol a Rusia. Así, “Rosiyskaya gazeta” informó que en el campamento Bezimenne estaban detenidos 5.000 ucranianos a fin de impedir que entraran en Rusia[1] “los nacionalistas ucranianos disfrazados de refugiados para evitar punición”. Las personas que iban a Zaporizhia también pasaron por el mismo procedimiento.
La primera etapa de la filtración
La filtración se realiza en dos etapas. En la primera etapa, todo el flujo de refugiados debe pasar por la verificación de documentos, por la toma de huellas dactilares y una entrevista inicial en los llamados puntos de filtración. Esta etapa puede durar desde varias horas hasta varios días, dependiendo de la cola en el punto de filtración. Al mismo tiempo, se presta mayor atención a los hombres, en particular, de la edad reclutable, a los que se interroga con más rigor, a veces aplicando la violencia. Los interrogadores tratan de averiguar la pertenencia de la persona a las fuerzas armadas, agentes de la ley, guardias fronterizos, otras autoridades estatales y órganos de gobierno local, también de averiguar su opinión sobre Ucrania y la guerra. A las mujeres se les pregunta dónde están sus maridos y si sirven en el ejército ucraniano. Controlan el contenido del teléfono, buscan contactos con militares, mensajes proucranianos o música ucraniana. Todos tienen que desnudarse, excepto niños y mujeres mayores de 45 años: buscan tatuajes que indiquen identificación claramente ucraniana de la persona. También buscan abrasiones específicas en la piel por el uso de armas pequeñas y chalecos antibalas, abrasiones en el dedo índice de la mano derecha y hematomas en el hombro derecho de los disparos. Por la falta de lealtad a Rusia, las personas pueden ser detenidas, se separan las familias, incluso madres o padres de sus hijos. Hay un caso muy conocido cuando un padre fue separado de sus tres hijos, que fueron llevados a Rusia. Inmediatamente después de su liberación, recibió una llamada de su hijo mayor diciéndole que si no los recogía en el plazo de tres días, los darían en adopción. El padre fue inmediatamente a Rusia y logró recuperar a sus hijos. Había numerosos puntos de filtración en lugares de tránsito de refugiados que abandonan el territorio ocupado. También se realizaban filtraciones en los puestos de control.
Los que superan la primera etapa de filtración reciben un pequeño certificado, indicando su apellido, nombre y patronímico, fecha de nacimiento, con el carimbo de “Dactiloscopado”, el nombre del punto de filtración, la fecha y la firma de la persona responsable de la filtración. Sin indicar su apellido. Este “certificado” sirve de pase en todos los territorios ocupados, también se puede utilizar para ingresar al territorio de la Federación Rusa, debe presentarse durante los controles junto con el pasaporte. Sin embargo, este certificado no salvará a nadie de la revisión eventual de su teléfono, equipaje y cuerpo, etc.
La primera etapa podría realizarse de otra forma. Olena, de 36 años, y su hija de 9, que se escondían de los bombardeos en el sótano de una guardería en Mariúpol, fueron obligadas, por los ocupantes, a salir de su refugio e ir a Rusia.
El 25 de marzo de 2022, personas con uniforme militar y cintas blancas llegaron al sótano e hicieron una lista de la gente que se encontraba allí. Dijeron que era necesario para obtener ayuda humanitaria. Al hacer la lista, llegaron al sótano los soldados chechenos. Exigieron que la gente de inmediato se recogiera para ir a un lugar seguro, porque la ciudad iba a ser limpiada de los militares ucranianos. Al cabo de dos días regresarían, por lo que no hacía falta llevarse las cosas. Los militares formaron un corredor, cada 50 metros había un soldado a lo largo de la orilla del mar, en dirección a Vynogradne (un pueblo en la salida oriental de Mariúpol).
La gente fue llevada a Bezymenne (un pueblo a orillas del Mar de Azov, a 30 km al este de Mariúpol) y alojada en una escuela. En el primer piso había camas para personas mayores que no podían andar bien. Los demás estaban en el segundo y tercer piso. No había suficientes camas. La escuela estaba abarrotada y no paraban de traer a más gente. Allí estaba la policía de la llamada República Popular de Donetsk [RPD] y la administración de esta escuela, los enviaron allí a trabajar.
Junto con Olena llegaron 540 personas. En seis días llegaron 10 autobuses, luego seleccionaron a personas con niños. Sin decir adónde los llevarían. En el camino, la gente se enteró de que los llevaban a Rusia. El autobús llegó al puesto de control de Kuibyshevo (región de Rostov), donde realizaron la filtración. Primero, un interrogatorio en el puesto de control de la policía de la RPD, en un contenedor en medio del campo. La información personal de la gente se introdujo en una base de datos, se escanearon sus documentos y se examinaron sus teléfonos móviles.
Después pasaron por el puesto de control de la RPD, donde los militares interrogaron a la gente e inspeccionaron sus cosas. Era un antiguo puesto de aduanas de Ucrania. Las personas fueron interrogadas individualmente. Al principio, Olena fue interrogada por una persona, después la enviaron a la sala de espera. No le devolvieron su teléfono. Su madre y su hija se quedaron en otra sala. Luego la llamaron para volver a interrogarla. Le preguntaron: dónde trabajaba, quiénes eran sus amigos, qué hizo después de que comenzó la invasión. Le preguntaron sobre su opinión sobre la “operación militar de Rusia”. El interrogatorio duró aproximadamente una hora y media. A Olena le tomaron las huellas dactilares y le hicieron una fotografía de frente y de perfil. A fin de cuentas, ella, su madre y su hija terminaron en Kazán.
En su entrevista, María Vdovychenko, de 17 años, describió con mucho detalle la vida en Mariúpol bajo bombardeos incesantes, su salida y el proceso de filtración. Entre otras cosas, cuenta una conversación que escuchó entre dos soldados de la RPD: “¿Y qué has hecho con los que no te caían bien?” — “¡Dispararles sin pensarlo!”.
La segunda etapa de la filtración
Los detenidos en la primera etapa son enviados bajo escolta para un control más escrupuloso durante 30 días a campos de filtración, lugares de privación de libertad. A veces este plazo se multiplicaba por dos para los ucranianos más testarudos. Los campos de filtración son penitenciarias antes cerradas y ahora reabiertas, o lugares no oficiales de privación de libertad, con condiciones de detención muy precarias: hacinamiento, alimentación deficitaria, a menudo sin agua, iluminación, baños, aire fresco, sin atención médica.
En los medios de comunicación apareció información de que los invasores rusos están reteniendo a más de tres mil ciudadanos de Mariúpol en la “prisión de filtración”: en la antigua cárcel Nº 52 en el pueblo de Olenivka, región de Donetsk. Otro medio escribió: “allí se encuentran retenidos los ex agentes del orden, activistas proucranianos y periodistas. Ahora tenemos información sobre la existencia de una segunda prisión de filtración en Olenivka, ubicada en la antigua cárcel Nº120 de Volnovaja”. En la cárcel Nº 120 también se encontraban los prisioneros de guerra del regimiento “Azov”. La noche del 28 al 29 de julio de 2022 allí se produjo una explosión que mató a 50 prisioneros ucranianos.
Aquí viene la historia de Oleg, ex investigador, que trabajó en el Departamento de policía regional de Donetsk.
El 21 de marzo de 2022 intentó salir de Mariúpol hacia Zaporizhia. Lo detuvieron en el puesto de control del pueblo Melekino. Según él, en el puesto de control estaban los ex policías identificando a los agentes de policía. En los puestos de control también había listas de funcionarios del estado. Luego lo llevaron a Mangush, al Departamento de policía municipal, donde pasó un día. En el calabozo había más de 35 personas. Junto con él estaban los agentes de policía, guardias fronterizos y socorristas del Servicio de emergencias. También estaba una joven funcionaria. Después él fue escoltado a Dokuchaevsk. En el centro de Dokuchaevsk se encuentra el Palacio de la cultura, donde se sitúa el punto de filtración. Los civiles se presentan allí para conseguir pases, mientras que los detenidos se recluyen en el patio trasero de este edificio. Aquí los separan en grupos: militares, policías, otros funcionarios públicos y personas sin documentos. También están allí por un día. Luego les vendan los ojos y los llevan a Donetsk. En las instalaciones del antiguo Departamento de lucha contra el crimen organizado (calle Yungivska, 5) los meten en celdas, de 35 a 37 personas en cada. Les toman huellas dactilares, hacen fotografías de tatuajes e ingresan información en las bases de datos “Rubizh” y “Scorpion”. Ahora se les atribuye el estatus de sospechosos. Se está realizando un interrogatorio sobre posible interacción con “Azov”, “Tornado” y la participación en la investigación de delitos contra personas que lucharon del lado de la RPD. Preguntaron dónde se encontraba el archivo, las listas de los efectivos, trataron de persuadirlos para cooperar.
Después del interrogatorio, las personas esperan su traslado por etapas y pasan por un examen médico. En el hospital donde se encontraba Oleg, el examen fue realizado de manera benévola. En otro hospital (como cuentan otros detenidos), el médico propuso dispararles sin ninguna revisión.
Después de un examen médico, Oleg fue enviado al Centro de detención de Donetsk. Le expidieron un protocolo de detención administrativa durante 30 días partiendo de una orden normativa interna de la RPD (no recuerda cuál) relativa a la cooperación con organizaciones terroristas. Después de eso, los detenidos fueron llevados a la cárcel Nº 120 cerca de Volnovaja. En una celda meten hasta 35 y 40 personas, el baño no funciona, durante varios días no reciben agua ni comida. Después la mayoría de los policías son trasladados a una especie de cuarteles. Los cuarteles tienen baño fuera y los amigos de los detenidos pueden pasarles comida. Ellos mismos arreglan estos cuarteles.
Oleg no habló de los interrogatorios en la prisión. Fue puesto en libertad el 8 de mayo.
En las prisiones de filtración, los interrogatorios se llevan a cabo con la participación de agente de los Servicios de seguridad federales [SSF], usando la violencia, aplicando diversos tipos de tortura con el único objetivo: doblegar a una persona, imponerle la lealtad a la Federación de Rusia. Los que superaron esta segunda etapa de filtración fueron liberados al cabo de 30 días, recibieron un certificado del filtrado y pudieron viajar a Rusia. Aquellos que no pasaron la segunda etapa de la filtración, los que no fueron doblegados, se convirtieron en prisioneros oficiales con una pena de prisión de 10 años, de acuerdo con la orden del llamado Comité de defensa estatal de la RPD No. 31, del 26 de abril de 2022, y fueron enviados a las prisiones de la región de Donetsk. Esta orden, absolutamente ilegal y bárbara, incluso para los rusos, fue anulada después del “referéndum” de septiembre del 2022 sobre la anexión de la RPD a la Federación de Rusia, y algunos de los prisioneros fueron liberados. No se sabe exactamente cuántos y tampoco adónde fue a parar el resto. Hay una versión de que fueron transportados a prisiones rusas y condenados por los tribunales rusos “por oponerse a la operación militar especial” (así se llama esta guerra en Rusia), se conoce al menos un caso de este tipo. No podemos decir el número de personas que fueron enviadas a los campos de filtración, ni el número de personas que fueron liberadas, se desconoce esta información. Evidentemente, se trata de decenas de miles de personas.
[1] Citado según la publicación del periódico “Guardian"