Crímenes de guerra que hay detrás de la destrucción de la central hidroeléctrica de Kajovka

La destrucción de la central hidroeléctrica de Kajovka ocurrida el 6 de junio de 2023 vuelve a recordar al mundo que la agresión rusa contra Ucrania repite los terribles escenarios de la Segunda Guerra Mundial.
Kostyantyn Zadoya20 Junio 2023UA DE ES FR IT RU

Consecuencias de la inundación provocada por la destrucción de la central hidroeléctrica de Kajovka

La central hidroeléctrica está situada en el territorio ocupado por Rusia y Ucrania no tiene medios de destrucción a distancia capaces de destruir un objeto de infraestructura tan grande, por tanto toda la responsabilidad de la destrucción de la represa recae, obviamente, en el ejército ruso. Tanto políticos, como expertos ya han calificado la destrucción de la central de Kajovka como un crimen de guerra, pero desde el punto de vista legal, en realidad, no es un solo crimen de guerra, sino un conjunto de crímenes.

1. Al evaluar la destrucción de la central hidroeléctrica de Kajovka como un crimen de guerra, los representantes de las autoridades ucranianas (1, 2) y de la sociedad civil (3, 4) apelan a la aplicación del artículo 56, apartado 1, del Protocolo Adicional (PA I) a los Convenios de Ginebra de 1949, que se refiere a la protección de las víctimas de los conflictos armados internacionales, de 1977. Según él, las denominadas obras e instalaciones que contienen fuerzas peligrosas, entre las que se incluyen las represas, no deben convertirse en objeto de ataque, incluso cuando estas instalaciones sean objetivos militares, si dicho ataque puede causar la liberación de fuerzas peligrosas y, en consecuencia, las pérdidas importantes entre la población civil. A su vez, el artículo 85(3)(c) del PA I califica un ataque contra obras e instalaciones que contienen fuerzas peligrosas como una violación grave del derecho internacional humanitario (DIH), es decir, como un crimen de guerra. Aunque, a primera vista, esta definición jurídica de la situación parece lógica, sigue sin ser correcta. Según el artículo 49(1) del PA I, un ataque consiste en actos de violencia contra el enemigo, tanto durante las operaciones de la ofensiva, como de la defensa. Así podemos deducir que, según el artículo 56 (1) del PA I, el ataque a una represa se refiere a una operación militar dirigida contra una represa controlada por la otra parte del conflicto armado internacional (CAI). Durante las negociaciones sobre la conclusión del PA I, las partes del tratado internacional incluyeron en el texto del artículo 56 (1) básicamente la palabra “ataque” y no la palabra más simple “destrucción”, para que la prohibición prevista en este artículo no se aplique a la destrucción de instalaciones y estructuras que están bajo el control de la parte del CAI. Algunos estados insistieron en esto porque, debido a su posición geográfica, consideraban la destrucción potencial de las represas en su territorio como un elemento importante de defensa contra la agresión externa. Por lo tanto, los ataques remotos del ejército ruso a las represas del río Ingulets o en la represa del embalse de Karliv pueden considerarse como violaciones del artículo 56 (1), del PA I, mientras que la destrucción de la central de Kajovka no lo es, porque la misma estaba bajo control de los rusos.

2. Sin embargo, la destrucción de la central hidroeléctrica de Kajovka debe calificarse como otro tipo de violación grave del DIH, a saber, como destrucción de bienes a gran escala, no justificada por necesidad militar, y llevada a cabo de manera ilegal y sin propósito, prevista en el artículo 147 del la Convención de Ginebra sobre la Protección de la Población Civil en Tiempo de Guerra de 1949 (CG IV) y el Artículo 8(2)(a)(iv) del Estatuto de Roma (ER). No hay duda de que la destrucción de la central hidroeléctrica que vale miles de millones de UAH, así como la destrucción de miles de edificios, viviendas y otras propiedades como resultado de las inundaciones posteriores, corresponde al criterio de gran escala. Tampoco hay duda de que lo que se hizo no puede justificarse por necesidad militar, por ejemplo, un intento de interrumpir una posible operación anfibia de las Fuerzas Armadas de Ucrania FAU) a través del Dnipro. Si realmente se persiguiera este objetivo, entonces, dada la superioridad de las tropas rusas en aviación y misiles, hipotéticamente podrían lograrlo incluso sin la destrucción de la central hidroeléctrica de Kajovka.

3. Los que detonaron la central hidroeléctrica, además de retrasar la probable ofensiva de las Fuerzas Armadas de Ucrania, también intentaron causar daños directos al personal, la propiedad y las posiciones de las Fuerzas Armadas de Ucrania en la margen derecha del río Dnipro, así como en las islas en su desembocadura, dirigiendo el poder destructivo del agua hacia ellas. Por tanto, en este contexto, la inundación provocada por la destrucción de la central hidroeléctrica de Kajovka puede considerarse un ataque conforme el artículo 49, apartado 1, del PA I. Este ataque es claramente indiscriminado, ya que la inundación causará daños a todas las personas y objetos en su camino, independientemente de que sean combatientes o civiles, y a todo tipo de propiedad, militar o civil. Siendo tan indiscriminada no se puede justificar con la obtención de una ventaja militar. La inundación, causada por la destrucción de la presa, confiere a los rusos tan sólo ventajas militares parciales ya que apenas mueven las posiciones ucranianas a varios kilómetros y los daños directos infligidos al ejército ucraniano son insignificantes. No tenía ningún sentido poner en peligro a miles de personas y bienes civiles. Resumiendo, hay motivos para concluir que fue cometido un crimen de guerra intencional al ejecutar un ataque sabiendo que provocaría la muerte o lesiones accidentales a civiles o daños a bienes civiles manifiestamente excesivos en comparación con la ventaja militar general esperada (artículo 85(3)(b) PA I, artículo 8(2)(b)(iv) ER).

4. Si consideramos la inundación provocada por la destrucción de la central hidroeléctrica Kajovka como un ataque de los militares rusos contra el personal, la propiedad y las posiciones de las Fuerzas Armadas, no se puede ignorar que este ataque causó grandes daños al medio ambiente. Además, según estimaciones de los expertos, se trata de la destrucción del ecosistema de toda la región. El daño claramente excesivo comparado con la ventaja militar esperada. Por lo tanto, hay motivos suficientes para creer que se ha cometido otro crimen de guerra: un ataque intencional sabiendo que dicho ataque provocará daños graves, a largo plazo y a gran escala al entorno natural circundante, y claramente excesivo en comparación con la ventaja militar general esperada (artículo 8(2)(b)(iv) ER).

5. Según las normas del DIH, la potencia ocupante debe proteger a la población de los territorios ocupados de las consecuencias de la guerra. En el contexto de la destrucción de la central hidroeléctrica de Kajovka, el ejército ruso tiene la obligación de llevar a cabo la evacuación inmediata de los residentes de los territorios ocupados, cuyas vidas podrían estar en peligro por culpa de la inundación. Dado que esta evacuación no fue realizada, la muerte de todas personas por causa de la inundación en los territorios ocupados debe calificarse de homicidio doloso (artículo 147 de la CG IV, artículo 8(2)(a)(i) de ER), porque de acuerdo con el derecho internacional, existe la intención de asesinar cuando una persona es consciente de que su acción o inacción podría conducir a la muerte de una persona.

6. Después de todo, el hecho de que el ejército ruso impidiera la autoevacuación de los residentes de los asentamientos inundados de la margen izquierda puede considerarse un trato inhumano (Artículo 147 de la CG IV, Artículo 8(2)(a) (ii) del RS), porque obligar a las personas a permanecer en lugares peligrosos para su de vida y salud es una atentado contra la salud y la dignidad humanas, que en conjunto se resumen como trato inhumano.

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