‘La explosión del proyectil arrojó al abuelo a cien metros’
Me llamo Volodia (*diminutivo de Volodymyr). Antes de la guerra me dedicaba a varias cosas, instalaba aire acondicionado, soy chofer de profesión. Ahora cobro una pensión por discapacidad después de un ataque al corazón.
¿Se imaginaba una invasión rusa a gran escala?
Claro que no, nadie se lo creía. Incluso cuando comenzaron las explosiones, nadie pensó que sería así, que destruirían las casas... Nadie pensaba que nos atacarían de esta forma. Nos dijeron que nos preparáramos, que hiciéramos una maleta de emergencia para poder salir rápido, con los documentos... Pero nunca preparamos los documentos, se quemaron luego.
¿Cómo fue el primer día de la guerra a gran escala?
Fue un día normal y corriente. Nos despertamos porque todavía no era la temporada de trabajo, nos dedicamos a las tareas del hogar, yo crío codornices, dí de comer a mis perros y gatos — cosas cotidianas.
¿Qué pasó en los días siguientes?
En los días siguientes, nos encerramos en el sótano. En cuanto comenzó el bombardeo, nos bajamos al sótano. Al principio hubo conexión, luego se fue la luz. Y cuando se cortó la luz, también desapareció la conexión. Por encima de nosotros volaban drones, aviones no pilotados.
Al principio yo estaba en la milicia territorial, nos dieron un fusil para los tres, no sabíamos si disparaba o no... Y a partir del 25 de febrero, las explosiones se iban acercando, cada vez más; y el 6 de marzo, sonaron muy fuertemente. Al entrar en la aldea, los orcos nos bombardearon y nos lanzaron minas.
Ese día se quemó mi casa, entonces salí de la aldea porque las tropas rusas estaban entrando. Fue aterrador. Vi helicópteros volando hacia el aeródromo de Gostomel... Primero volaron cinco a la vez, y luego conté otros diecinueve. Nuestra aldea se sitúa en una especie de hondonada, ellos volaban muy bajo, por encima del bosque, tocando las copas de los árboles. Y probablemente debido a que nos encontramos más bajo y, y Gostomel está más alto, pues la defensa aérea no les detectó de inmediato y no reaccionó. Pero luego, dicen, tres helicópteros fueron derribados. Incluso vi como desembarcaron...
¿Cómo se salvó a sí mismo y a sus hijos?
El día anterior, llevé a mi mujer y mi hijo a Puscha-Vodytsia, donde había un refugio antiaéreo, y regresé a casa. Y aquí me quedé solo con mi vecino Andriy. Luego, cuando por primera vez llegó un proyectil y acertó en mi leñera, le dije a Andriy (no tiene esposa): “Lleva a tus hijos a Kiev, a la casa de tu suegra o a la de tu madre. ¡No ves que está pasando!”. En ese momento, una mina explotó en mi jardín y un trozo de metralla me dió en la frente y a él en la mano, solo después de eso él sacó a sus hijos. Así me quedé solo. Cuando la casa se incendió, intenté extinguir el fuego, para que no se incendiara la leñera o el sótano, todo estaba muy cerca. Sacaba agua del pozo y así lo apagaba. Y la decisión de salir fuera, la tomé cuando la casa se hizo cenizas y se escucharon fuertes tiroteos en el campo cerca. Fui a ver a mi madre y encontré a mi cuñada. Me dijo que si no salíamos entonces, más tarde ya no podríamos salir. Después de eso, decidimos irnos.
No podíamos ir por la calle central asfaltada, porque ya se oían tiroteos allí, venían los orcos corriendo, así que pasamos por el bosque y luego salimos al asfalto y fuimos a Gorenka.
Allí había un refugio antiaéreo en el hospital. Fuimos los últimos en salir ese día.
¿Ha visto a los militares rusos cometer crímenes contra la población civil?
He oído hablar de esto, pero sin verlo personalmente. Pero vi cómo explotaban los proyectiles y las minas. Acertaron en mi leñera. Mi nuera recién dio a luz, todos nosotros con el bebé de apenas un mes de edad, estábamos metidos en un sótano. Poníamos la estufa de leña a la tarde para calentar la casa y subíamos con el bebe por la noche para calentarnos. Aquella tarde fui a buscar leña: estoy mal de oído por la presión, pero escuché al dron de lo bajo que volaba. Y a la mañana siguiente, llegó un proyectil a la leñera.
Luego, el día 5, se incendió la casa del vecino. Las cuatro casas que estaban al lado prendieron fuego, después del bombardeo deliberado con los sistemas multifuego Grad. Una pareja de abuelos se quedó en la aldea, no quisieron evacuarse, pobres viejecitos. Después del bombardeo la abuela fue encontrada en el sótano, y el abuelo fue arrojado a cien metros por la onda expansiva...
Sus carros armados de combate con la letra V entraron en la aldea, a doscientos metros de nuestra casa. Pasaron de prisa, pensando que adelante había un camino, pero se atascaron en el pantano, aunque luego consiguieron salir.
¿Qué pasó con su propiedad?
Llegó un proyectil de Grad e incendió la casa. Y entonces, yo intenté apagar el fuego, saqué un balde de agua y, caminando, escuché un silbido. Corrí rápidamente al sótano, no tuve tiempo ni de cerrar la puerta que saltó por los aires junto con el marco. También una mina acertó en el garaje que quedó dañado, con la puerta como un colador para pasar fideos...
¿Qué planea hacer después?
Vamos a reconstruirlo. El estado dijo que ayudaría, pero no sé cómo y cuánto... Hay que vivir de alguna manera. Gracias a Dios, la gente nos está ayudando: con comida, con paneles solares, trayendo linternas y baterías, están renovando el suministro de electricidad en la aldea, prometen dar luz a fin de mes, pero lo único intacto que nos queda ahora es el galpón... Algo inventaremos, hay que reconstruirlo.
¿Ha cambiado su actitud hacia Rusia y los rusos?
Por supuesto ha cambiado. A primera vista, no parecen ni humanos: matando a niños y violando a mujeres. Ni los hombres de las cavernas eran así probablemente. ¡Cómo es posible que la TV y su gobierno les hayan metido esto en las cabezas! Les zombificaron... No fuimos nosotros a matar y a violarlos...
¿Le gustaría decirles algo a los rusos?
Qué se les puede decir si son inhumanos, no lo entenderán. Dicen que vienen a salvarnos... ¿Salvar a quién o salvar de quién? No se les puede decir nada, no son personas, son bestias.
¿Cómo se comportó el ejército ruso durante la ocupación de Moschun?
Los rusos vinieron a casa de una abuela, mi vecina, unos 15 hombres. Me lo contó ella. Escuchó a alguien andar por casa: su casa tiene tres pisos y un sótano. Cuando aparecieron los rusos, ella salió del sótano, dice que hasta se asustaron. Le pidieron algo de comer. Les dijo que cogieran las patatas y que las comieran crudas... Luego les dijo: “Chicos, rendíos, así os salvaréis la vida”. No sé cómo se atrevió a decir tal cosa, podrían haberla fusilado, casos así no eran raros... Se fueron, pero ella se quedó con sus caras, y por la mañana ya estaban todos fusilados... Luego, a finales de abril o principios de mayo, encontraron en el campo a dos buriatos. No sé si se entregaron ellos o fueron encontrados. Debían de estar muy asustados: les podrían haber matado, pero al menos se quedaron vivos.
¿Se está realizando el desminado de la aldea?
Sí, casi todos los días encuentran algo. Recién incluso una abuelita, al caminar, encontró un proyectil. Están desminando.
¿Cómo se sintió al regresar a la aldea después de su liberación por las Fuerzas Armadas?
Oh, no sé ni cómo transmitirlo... Porque cuando iba, sabía que mi casa estaba destruida, pero mi madre se había quedado en la ocupación (llora), no habíamos podido contactarla durante un mes, la buscábamos por medio de los voluntarios, pero ella no quiso salir y se quedó aquí. Gracias a Dios, todo estaba bien. Regresamos, quedaban pocas casas enteras en la aldea, un 5 por ciento...
¿Ha solicitado ayuda del estado para reconstruir su propiedad?
Sí, les llamamos, nos dijeron que esperáramos [grabamos esa entrevista en junio de 2022]. Cuando estuvimos desplazados en la región de Vinnytsia, me dirigí a la policía allí, les presenté las fotos de la casa destruida, puse la denuncia y presenté las pruebas, nos emitieron un certificado y mandaron todos los documentos a Kiev, pero el caso probablemente se estudiará cuando termine la guerra. También presenté las pruebas en Vyshneve. Tengo pruebas comprobando que mi casa fue destruida por el ejército ruso.