¿La cuestión de genocidio: está resuelta o no?
Hoy, esta pregunta ya no es retórica y no es un cliché político.
Las acciones de Rusia en Ucrania han sido reconocidas como genocidio por los gobiernos de muchos países, la deportación de niños ucranianos por parte de Rusia ha sido reconocida como genocidio y se ha emitido una orden de arresto y detención del presidente ruso. Ya son hechos consumados ¿Qué significan y por qué son hechos importantes?
Por supuesto, el mundo es grande y no todos los países y sus habitantes prestan atención y entienden lo que está sucediendo en Ucrania. En el mundo probablemente ha habido y todavía hay muchos ejemplos de tratos más crueles y crímenes más terribles. Pero para reconocer la existencia de un cierto hecho, no es indispensable que lo reconozcan todas las personas del mundo. Los avances tecnológicos modernos para muchos siguen siendo no más que juguetes mentales vulgares. Pero no por esto dejan de ser reales.
Esta “regla” se aplica plenamente al genocidio de Rusia en Ucrania. Es aquí y ahora que presenciamos la manifestación del fenómeno del genocidio. Parece que es justo ahora cuando la gente se da cuenta de lo que hablaba Raphael Lemkin hace casi ochenta años.
Se debe hacer hincapié en el concepto de fenómeno, porque es precisamente la forma en que el genocidio existe hoy en día.
Conocemos un gran número de “refutaciones” de abogados profesionales referentes a la existencia del genocidio de Rusia contra Ucrania y la posibilidad de probarlo. Pero ahora se trata de otra cosa. El hecho de que un gran número de personas entienda el fenómeno de genocidio, que este fenómeno sea comprensible no en el sentido jurídico (como un hecho probado), sino como algo complejo que realmente existe, algo que abarca un gran número de personas, algo que tiene un componente empírico, emocional e intelectual, algo que crea resonancia social y política. El hecho de que el tema del genocidio no desaparezca y siga siendo “alimentado” denota la existencia de este fenómeno.
E incluso si los escépticos dicen que se trata de especulaciones políticas y acusaciones no probadas, eso también indicará la existencia innegable de este fenómeno. Porque cuando el fenómeno no existe, no hay de qué hablar.
Muchos colaboradores del Grupo de derechos humanos de Járkiv desde los primeros meses de la guerra estaban cada vez más convencidos de que había indicios de genocidio en las acciones de Rusia en Ucrania. De hecho, esta fue la razón por la que, incluso cuando todavía había pocas pruebas directas de los crímenes de guerra, nuestra organización empezó a montar un expediente sobre el genocidio de Rusia contra los ucranianos en Mariúpol para presentarlo ante la Corte Penal Internacional.
El objetivo de este artículo no es probar el genocidio, sino constatar el hecho de la “existencia” del genocidio como fenómeno. Los acontecimientos recientes, en particular, la aprobación de la Resolución de la Asamblea Parlamentaria de la OTAN, por la cual los estados miembros de la OTAN reconocieron, unánimemente, las acciones de Rusia en Ucrania como genocidio, demuestran que existe. Esta constatación indica un hecho importante: el genocidio no se puede probar, se puede reconocer (como no se puede probar la existencia de la conciencia, solo se puede reconocer su presencia).
En el reconocimiento del fenómeno del genocidio ruso contra Ucrania, hay un punto, tal vez el más importante. El fenómeno del genocidio, sin duda, marcará el cambio de enfoques jurídicos y doctrinarios de este crimen. El estado actual del mundo y de la sociedad, los métodos utilizados hoy en día en los enfrentamientos y conflictos armados, la urgente necesidad de revisar los mecanismos de la seguridad y la paz mundial llevarán, sin duda, a una revisión y renovación de la definición de genocidio y de los procedimientos que lo comprueban.
Rusia ha violado los principios fundamentales de la convivencia humana, y es un delito aún más grave, tratándose de un país muy influyente a nivel mundial y sujeto de altas exigencias morales. Y es un hecho que también demuestra la existencia innegable de la intención genocida (el estatus de Rusia le permitía influir en los procesos mundiales globales). Son precisamente este tipo de países los que no tienen derecho a comportarse de esta forma en el mundo civilizado. La existencia de genocidio en las acciones de algunos agentes, teniendo en cuenta las circunstancias de las actividades de tales agentes, debe investigarse y determinarse de una manera completamente diferente comparado con otros agentes en circunstancias similares.