Profesor de EE. UU.: es difícil de probar el genocidio cultural
Mi nombre es John Hall, soy profesor de derecho en la Facultad de Derecho Fowler en Orange, California.
Vine a Ucrania como voluntario del Grupo de Derechos Humanos de Járkiv para ayudar en lo que pudiera y para recopilar material para mi trabajo de investigación sobre la destrucción del patrimonio cultural.
Doy clases de derecho internacional en el ámbito del arte. Durante varios años, con la experiencia de mi trabajo anterior en Camboya, he estado muy interesado en el tema de la destrucción del patrimonio y objetos culturales. Con gran inquietud leí sobre la destrucción sistemática de la cultura ucraniana por los ocupantes rusos. Estaba muy interesado en investigar este tema y escribir sobre él.
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¿Cuál es el problema del ‘genocidio’?
El genocidio cultural es un tema muy interesante y polémico al mismo tiempo. Cuando se discutió por primera vez el término del “genocidio” y la convención sobre el genocidio, su borrador incluía tres componentes clave basados en las ideas de Lemkin: genocidio físico, genocidio biológico y genocidio cultural. Finalmente, el genocidio cultural fue eliminado de la convención sobre genocidio. Tampoco está incluido en la definición de genocidio de la CPI.
Así que tenemos una situación en la que el genocidio, el “crimen de todos los crímenes”, se refiere sólo al asesinato en masa, total o parcial, de un grupo de personas, a los crímenes violentos contra miembros de ese grupo y a la extinción biológica de ese grupo. La destrucción total o parcial de la cultura de un determinado grupo de personas no forma parte de la convención sobre genocidio. Este concepto fue y sigue siendo muy controvertido.
Por ejemplo, sentimos lo mismo ante la destrucción de un museo durante la guerra, ya sea una destrucción deliberada de un edificio como parte de una campaña militar o un intento de borrar una cultura determinada de la faz de la tierra. Pero estas situaciones, obviamente, son muy diferentes.
La existencia del delito de genocidio cultural implicaría una mayor responsabilidad jurídica, una gravedad del delito reforzada. Es decir, tendremos que demostrar que este acontecimiento concreto: este crimen, esta destrucción de la iglesia, del museo de arte, del archivo histórico han sido parte del genocidio suponiendo un intento de borrar la cultura, y no sólo una destrucción accidental de objeto cultural.
Mi experiencia en Camboya demostró que la gente se indignó cuando al principio del tribunal de Phnom Penh los acusados no fueron culpados de genocidio. La gente estaba indignada porque la matanza de millones de camboyanos no había implicado las acusaciones del genocidio.
Esto se debe a que la definición legal de genocidio es limitada. Estoy totalmente a favor de ampliar la definición del crimen de genocidio para incluir explícitamente la destrucción del patrimonio cultural con la intención de destruir una cultura entera, total o parcialmente.
¿Qué pruebas valdrían para probar la intención de destruir la cultura?
Creo que lo más importante que pueden hacer las organizaciones en este momento es recopilar pruebas. Ahora estamos en el proceso de documentar lo sucedido. Y es importante por varias razones.
Esto sentará las bases para futuros juicios que llevarán a cabo la CPI o la Fiscalía de Ucrania. Si lo documentamos ahora, nos aseguraremos que más adelante los rusos y Putin no puedan afirmar que esto fuera una exageración. O que nunca sucedió. O que fue una coincidencia o un error de ejecución.
Necesitamos recopilar pruebas de la escala y el carácter sistémico de los crímenes en curso. Es lo principal. El próximo paso será un proceso penal.
Será muy difícil demostrar que la destrucción de valores culturales en Ucrania es intencionada. Por supuesto, la defensa argumentará que fue un accidente. Que en realidad el objetivo eran instalaciones militares. Que se trata de la destrucción accidental del patrimonio cultural. O que los ucranianos tenían unidades militares cerca del sitio [del patrimonio cultural].
Sin embargo, en la guerra de Ucrania hay señales claras de que el ejército ruso está atacando deliberadamente el patrimonio cultural ucraniano. El Museo de Skovoroda probablemente es un caso clásico entre los lugares que hemos visitado.
Era casa y museo del famoso poeta y filósofo ucraniano del siglo XVIII. Este edificio, alcanzado por misiles rusos en 2022, estaba situado en medio de un bosque, muy alejado de otros edificios. No había instalaciones ni objetivos militares cerca y las aldeas más cercanas estaban a cientos de metros de distancia.
No había nada en esta área excepto este edificio que quedó completamente destruido por misiles rusos en mayo de 2022. Estaba muy lejos de la zona de hostilidades.
Entonces, podría haber sido un accidente (cosa que no tiene sentido) o un ataque deliberado a este lugar importante del patrimonio cultural ucraniano.
‘Me sorprendió la magnitud de los crímenes’
Cuando yo era abogado, nos enseñaban a ser imparciales: a mirar una situación que requiere justicia desde cierta distancia sin tomar partido. Aunque como defensores de los derechos humanos, por supuesto, tendemos a elegir una parte.
Pero me sorprendió la magnitud de los crímenes cometidos por los rusos durante la ocupación. No sólo es un mal comportamiento por parte de los soldados durante o después del combate. Sino un maltrato incesante del pueblo ucraniano.
Violaciones masivas, violaciones de niños, asesinatos en masa, destrucción deliberada de edificios e infraestructuras civiles. No fueron casos excepcionales. Ocurrió en todas partes. En todos los territorios bajo ocupación rusa, especialmente después de la invasión de 2022, maltrataron a la gente.
He hablado con las víctimas, por ejemplo, con una anciana en una aldea cerca de Bucha. Me contó cómo los rusos disparaban al azar cuando veían a la gente en la calle. Así que ella, su marido y la mayoría de sus vecinos pasaron más de un mes en el sótano.
Cuando su marido llevaba comida a una vecina anciana, un ruso lo mató a tiros. Su cuerpo permaneció en la calle dos semanas hasta que la señora pudiera retirarlo. Al retirarse los rusos quemaron su casa junto con muchas otras.
Parece que los rusos tratan a los ucranianos como a infrahumanos. Y es imperdonable. Para mí, éste fue el cambio más grande: la comprensión de la magnitud de los crímenes de los rusos y un creciente sentimiento de odio por lo que habían hecho.
Creo que existe el peligro de que los medios occidentales conviertan esto en una guerra de misiles y bombas, lo que la convertirá en una guerra lejana. No vemos suficiente cobertura de la violencia de las tropas rusas contra la población civil.
Impresiones de Ucrania
Estuve en Ucrania en 2013-2014 para una conferencia, así que ya vi un poco de Kyiv. Obviamente, era una situación completamente diferente a la actual.
Antes de venir aquí esperaba ver un país completamente devastado por la guerra. Así lo presentan los medios de comunicación en Europa y Estados Unidos: campos de batalla, misiles, sufrimiento. Y esperaba ver este lado de la guerra incluso en Kyiv y Járkiv. Y, por supuesto, no lo vi.
Todo era mucho más normal. Y creo que eso fue lo que me llamó la atención: la normalidad de la vida de la gente. La gente simplemente vive su vida como tiene que vivirla. Van a trabajar, van de compras, se comunican con sus familias.
Otra cosa que me llamó la atención durante mi estancia aquí fue la fuerza de la gente. Suena un poco trillado, pero en dos meses no he oído decir a nadie que Ucrania pueda perder esta guerra.
La gente está decidida. Determinada a ganar la guerra, mostrando fe en su independencia y un futuro democrático. Sin ser cínicos. No existe tal cosa como: “Oh, algo no va bien”. No, existe una total disposición a luchar contra los ocupantes.
Sabe, me han dicho que los ucranianos nacen con una eje de acero en la columna vertebral. ¡Y creo que es la pura verdad! Resisten y trabajan juntos para ganar. Es algo asombroso.
Aunque los ucranianos hayan sufrido la brutalidad rusa, no son víctimas por definición. Se trata de personas fuertes que luchan por su independencia contra el ocupante.
¿Responderá Putin por sus crímenes?
¿Cómo podemos llevar ante la justicia a los perpetradores de todo esto? De hecho, éste es un problema perenne del derecho penal internacional. En particular, ¿cómo podemos llevar al jefe de un estado ante la justicia?
Algunos dicen que es imposible. Que nunca podremos contar con que jefes de estado como Putin comparezcan ante un tribunal penal o la CPI. No estaría tan seguro.
La historia demuestra que incluso personas que parecían intocables finalmente fueron llevadas ante la justicia. Así que creo que es completamente posible.