Sin llamar al mal “mal”, no veo cómo sea posible hacer las paces
Muy a pesar nuestro todavía es temprano para hacer conclusiones. Todavía no ha terminado la guerra, no podemos cantar victoria. Siguen muriendo personas en el frente. En Bucha sufrieron muchos: algunos perdieron sus vidas, otros a sus familiares y seres queridos, algunos tuvieron que salir al extranjero. La gente se recompone de diferentes maneras, por así decirlo. Algunos lo tienen más fácil, para otros es más complicado. Muchos compatriotas nuestros luchan en el frente. Se quedan aquí sus mujeres, hijos y madres. Y los hombres siguen luchando en el frente y, lamentablemente, cada mes perdemos a más y más héroes.
Me quedé aquí hasta mediados de marzo. Cuando empezaron los primeros entierros en la fosa común creada aquí.
Después los rusos empezaron a ir de casa en casa: por lo visto tenían algún tipo de listas. Primero llegaron a algunos, y luego a otros. Viendo esto, no podía hacer el servicio, no se podía invitar a la gente a la iglesia, porque no era seguro, los rusos dispararon matando a la gente. Puede ver que los muros de la iglesia están ametrallados, no era posible hacer misas. Quedarse encerrado en un sótano tampoco fue la solución. Daba igual estar en un sitio que en el otro. Entonces salí de Bucha. Mientras estaba aquí, me quedaba en casa o pasaba la noche en la iglesia.
Al principio los rusos fingían ser personas educadas y cosas así, pero cuando nos enteramos de lo que había sucedido, fue un shock para nosotros. Todos estábamos confinados a nuestras casas o sótanos, sin poder salir a otras partes del pueblo. Son 116 las personas enterradas en el territorio de la iglesia, cuyos cuerpos estaban en la morgue o al lado de la misma.
Fue imposible recoger los cuerpos de los asesinados de la calle Yablunska. Estos cuerpos podían permanecer en la calle durante un mes. Nadie podía enterrarlos.
La gente de aquel barrio no sabía que aquí había una fosa común. Y nosotros no sabíamos lo que estaba pasando allí. Solo cuando fuimos liberados, vimos las atrocidades que cometieron los rusos y fue un shock para nosotros.
En la calle de Iván Frankó vivía un corista de nuestra iglesia. Se perdió la conexión con él. Después de la liberación, empezamos a buscarlo. Y resultó que toda su familia y dos personas más fueron torturados hasta la muerte, algunos se quedaron sin piernas. Los quemaron vivos. Sus cuerpos estaban carbonizados e irreconocibles, se tardaron varios meses para identificarlos con las pruebas de ADN. Viendo algunos detalles familiares de los cuerpos pudimos reconocerlos, pero lo importante para nosotros era no solo identificar sus cuerpos, sino también obtener pruebas para llevar a los criminales ante el tribunal, que tarde o temprano tiene que llegar.
En este lugar, en un futuro, habrá un gran memorial. Lo que tenemos ahora es temporal. No podemos simplemente olvidarnos de esta gente. Hay una cruz aquí donde nos reunimos a rezar. Recientemente colocaron unas placas con los nombres de las personas que murieron en el municipio de Bucha. Son unos 500 nombres. Son personas identificadas. Con sus nombres, algunos no tienen la fecha exacta de su muerte. La persona fue asesinada, pero sin testigos de este asesinato. Podemos imaginarnos más o menos cuándo falleció. Todos son gente local.
Cuando Lavrov le dice a la ONU: “Queremos sus nombres”. Todos los nombres están aquí, pueden venir aquí y conocerlos.
Yo no documenté nada. Casualmente tenía las llaves de la iglesia, todo sucedía en este recinto, yo abría la iglesia por la mañana y la cerraba por la noche. Todo estaba sucediendo ante mis ojos. Se llevó a cabo la exhumación. Los forenses de la Corte Penal Internacional vinieron con su laboratorio de ADN y nos ayudaron mucho, porque tenían los test rápidos. Nuestros procedimientos hubieran durado mucho más tiempo. Vi cómo sucedió todo esto. Estamos muy agradecidos por su ayuda. Todos los familiares que perdieron a sus seres queridos podrían hacerse pruebas de ADN, y luego, un tiempo después, dentro de varios meses o años, cuando se encuentre un cuerpo; lo podrían haber matado los rusos, enterrándolo en algún sitio: en un garaje, en un sótano o en un bosque, siempre habrá como identificarlo a través de la prueba de ADN.
Tenemos varias decenas de personas desaparecidas todavía. Sabemos que estas personas están en algún lugar. Algunas han sido localizadas en Rusia. Son personas civiles, que nada tienen que ver con lo militar. Pero están en las cárceles de Rusia. También hay gente con paradero desconocido. Y la probabilidad de que estén muertos cada vez es mayor. Por eso hay más placas para los civiles. Para ir poniendo nombres cuanto haga falta.
¿Cuántas personas al principio estaban sin identificar y luego fueron reconocidas?
Bueno. Le conté el caso del corista de la iglesia. El problema era que tan solo su madre tenía familiares que pudieran hacerse pruebas de ADN. Entre los desaparecidos estaban la madre, el padre, el hijo y su tío. La hermana de la madre se hizo una prueba de ADN y así identificaron a la madre. Luego hicieron pruebas comparativas buscando al hijo. Y a partir de las muestras del hijo encontraron al padre. Y había que esperar unos meses para completar todas estas pruebas y análisis. Mientras tanto estas personas fueron enterradas como desconocidas. Sabíamos dónde estaba enterrado cada uno de ellos y con el tiempo les hemos enterrado a todos juntos, como una familia ya identificada. Cada tanto llegan nuevos resultados de pruebas. Porque hay familiares que están en el extranjero. A la vuelta, pueden hacerse una prueba de ADN y al cabo de un tiempo las personas enterradas como desconocidas, serán identificadas. Ya tenemos casos así.
La historia de Ucrania y Rusia muchos años definía estos pueblos como hermanos, diciendo que somos un solo pueblo. Ahora mismo hay tanta hostilidad, tanto odio, tanta enemistad... El así llamado pueblo hermano atacó Ucrania, y podemos ver las consecuencias de esta destrucción hasta en nuestra iglesia.
¿Cómo superar este odio, esta hostilidad? ¿Será posible en general? ¿Cuánto tiempo hará falta para reconciliar a los dos pueblos?
La historia nos muestra que en teoría es posible, un claro ejemplo es La Segunda Guerra Mundial. Cuando nos atacó la Alemania fascista. Y ahora Alemania es uno de los países que más nos ayuda. Yo conversé tanto con periodistas como con delegaciones oficiales que vinieron aquí, no hay barreras entre nosotros, no les podemos poner ni una sola pega. Son herederos y nietos de las personas que vinieron aquí como ocupantes y no tienen nada que ver con aquella guerra, pero son muy conscientes de lo que había sucedido y asumen su responsabilidad. Para ellos es importante que esto no vuelva a pasar.
Cuando juzguen a los criminales, cuando el mal sea llamado con su nombre, cuando los que hayan cometido crímenes se arrepientan y pidan perdón, se abrirá el camino para hacer las paces.
Posiblemente se necesiten decenas de años. De momento vemos una actitud completamente opuesta de Rusia. Nadie se arrepiente. Nadie reconoce sus crímenes. Al contrario, dicen que pueden repetirlos. Nos acusan de fascismo, de otras cosas absurdas. Y hasta el momento de llevarles ante los tribunales, cuando los criminales sean castigados, cuando llamemos al mal “mal”, no consigo ver cómo hacer las paces.