Un habitante de Rubizhne: ‘Todas las casas en nuestra calle han sido destruidas’
Soy Kyrylo Kutsenko de la ciudad de Rubizhne, región de Lugansk. Hace unos dos meses llegué a la ciudad de Skole, región de Lviv, al Palacio de los Gredel. Sali porque los bombardeos lo destruyeron todo: primero nuestro apartamento, luego la casa de mi abuela… Vivir allí era imposible, porque no había luz, ni gas, ni agua, ni comida, nada. Salimos como pudimos, y donde pudimos, bajo fuego.
¿Sintió el acercamiento de la guerra estallada el 24 de febrero?
Seguíamos las noticias generales, unas dos semanas antes de la guerra, pasó un convoy de nuestros tanques por Varvarivka, una aldea vecina. Yo le dije a todo el mundo que pronto comenzaría algo, pero nadie se lo creía. El primer día de la guerra, nada había comenzado aquí todavía, pero ya alrededor del 5 al 6 de marzo también tocó a Rubizhne: ocuparon Varvarivka y se dirigieron a Rubizhne. Yo vivía en el microdistrito 6, frente a Varvarivka. El 7 de marzo, a las once de la mañana, llegó un proyectil a mi casa. Conseguimos bajar al sótano mi novia, mi madre, mi hermana y yo. Nada más bajar, escuchamos la llegada del proyectil. En una media hora se acabó. Me levanté, abrí la puerta y vi todo revoltado. Vi dos agujeros en el balcón. El misil entró por un lateral de mi casa y salió por el otro. Había otro edificio cerca, allí un misil llegó directo al piso 4. Hubo muchos muertos, algunos heridos, otros quedaron atrapados por los derrumbes. Según escuché, llegaron los servicios de emergencia a algún lugar donde se derrumbó el sótano. Allí había gente y se les cayeron las paredes encima, pero sé que los acabaron rescatando. A la mañana siguiente salimos a la casa de mi abuela, ella vive en una casa propia dividida en 4 partes, con 4 propietarios. Y allí estábamos todos: mi abuela, la amiga de mi madre, mi madre, mi hermana, mi abuelo y yo, y en la casa de al lado vivía una vecina, de 91 años. La Cruz Roja no tenía como proveerla con la comida, pero ella tenía gas. Mientras había gas, cocinábamos en su casa y le dábamos de comer. Y luego, alrededor del 17 al 18 de marzo, no recuerdo cuándo fue exactamente, la calle fue bombardeada. Había un instituto cerca, donde se alojaban los del ejército ucraniano, y lo bombardearon fuertemente. También estaba cerca Nova Poshta, con un refugio donde había gente, pero no había ni un solo soldado allí. Los rusos bombardearon nuestro distrito, junto con el ejército y la Nova Poshta. Luego, nuestros muchachos se retiraron lejos, pero ellos (los rusos — ed.) iban arrasando toda el área. Al principio simplemente llegaron en un tanque, vieron que no había nadie allí, pero aun así dejaron todo a ras de suelo. Luego llegó un proyectil al patio vecino, se incendió el techo, se quemó la casa, sacamos las cosas que pudimos salvar al patio. Los vecinos tenían un coche. Los vecinos no estaban, su coche tardó en ponerse en marcha, de alguna manera salimos acompañados por el fuego. Luego al regresar, vimos que el patio desapareció sin más, porque dos cohetes más llegaron directamente a nuestras cosas, es decir, no quedó nada.
¿Cómo fueron las batallas en Rubizhnye?
Los nuestros estaban de un lado, los rusos del otro, y nosotros estábamos en el medio. Es decir, iban dando vueltas alrededor como si formaran un círculo. Nuestros muchachos defendieron la ciudad durante mucho tiempo, aunque ya habían estado cercados en las afueras de Rubizhnye durante casi dos meses. Allí ya no había como luchar, todo estaba arrasado y no cesaban los bombardeos. Por cierto, cuando llegamos al punto de control en Pivdenne, desde donde tenían que abrir el corredor verde, y ya nos acercábamos, los rusos comenzaron a disparar en dirección al corredor verde, a pesar del acuerdo. Acertaron en la esquina de este punto de control, pero nadie murió...
¿Ha sido testigo de la destrucción de edificios civiles?
En nuestra calle todas las casas fueron destruidas. La casa de mi abuela (en la calle Berestova, 52) y casi todas las casas en esta calle también. Cada casa tiene algo: un proyectil, algo que le pasó por encima, metrallas, porque nuestra calle fue intensamente bombardeada. La casa de nuestra abuela aguantó más tiempo. La casa del vecino no tiene techo, dos veces le llegaron proyectiles al patio. Al principio fue un golpe flojo: solo le destrozaron la cerca. Y luego salieron volando las ventanas y el techo. El área cerca del parque con el instituto dentro — casi todo fue destruido. La gente trató de refugiarse en la Nova Poshta, ya que nuestros servicios de emergencia hicieron allí un punto de apoyo, dejaban cargar teléfonos mientras aún había conexión, instalaron generadores, había agua, porque daba miedo ir lejos buscando agua.
Una vez cuando la gente estaba cargando sus teléfonos, recogiendo agua cerca de la estación de autobuses, allí llegó un proyectil dejando 20 personas muertas. No sé cómo disparaban. No fallaron, no. Había un tanque circulando, sabían que no había militares y disparaban directamente contra las casas.
“Una ciudad industrial fue completamente destruida, no quedan edificios enteros, muchos edificios no se pueden restaurar. Hicieron cementerios en los patios. Aquí vivían más de 60.000 residentes antes de la guerra, trabajando en las fábricas, en el sector público, había muchos empresarios autónomos”, comenta el jefe de la Administración militar de Lugansk, Serhiy Gaiday.
¿Conoce otros crímenes cometidos por los rusos contra la población civil?
En nuestra calle vivía una abuela, se quedaba con nuestra vecina, la tía Tasya. Un proyectil impactó en su casa, arrancó el techo y una metralla se le clavó en el brazo. Mi abuelo la llevó, bajo fuego, al Servicio de emergencias en Nova Poshta, para que al menos se lo vendasen y lavasen con agua, porque nosotros solo teníamos agua de nieve hervida. En Nova Poshta daban de comer, había mucha gente y varios cuartos. El Servicio de emergencia incluso instaló un televisor, de alguna manera conseguía captar canales ucranianos. No sé cómo lo hacían, tal vez haciendo conjuros con panderetas, para que se pudiera ver alguna noticia, porque no había ninguna información de qué pasaba y dónde. Por ejemplo, mi tío todavía sigue con su familia en Mariupol. En las afueras. Su casa sigue en pie, pero todo el resto está destruido...
¿Cómo conseguía comida bajo ocupación?
Para conseguir agua íbamos a la Nova Poshta. Comíamos de lo que había en la despensa, conservas caseras. Luego, hubo un bombardeo del centro de la ciudad, cerca de la estación de autobuses. Allí estaba el supermercado “Familia”, las bombas lo destrozaron completamente, así que muchos alimentos quedaron esparcidos por la calle. Fuimos a recogerlos. Alguno de los vecinos tenía cosas, lo que conseguía encontrar. Los vecinos sabían que teníamos una niña pequeña. Bueno, no tan pequeña, de 7 años, pero igual... Por eso nos trajeron manzanas y algo más. Yo tenía cigarrillos, los cambiaba por harina, por pan. Al principio, por harina, porque no había pan. Todos los días, mi madre salía fuera y cocinaba al fuego tortillas y sopa. Luego nos enteramos de que nuestra vecina todavía tenía gas. No estaba claro de dónde venía, pero luego pasamos a cocinar en su casa. Daba miedo permanecer fuera de casa, porque estás allí y de repente pasan balas por encima de tu cabeza, un horror...
Oleksandr, el amigo de mi madre, y yo recorríamos la ciudad en busca de la comida: algo encontramos en nuestro apartamento destrozado, algo en las casas de nuestros vecinos o conocidos, escarbando por acá y por allá, regresamos corriendo, ladeando el parque. Sería más rápido atravesar por el parque, pero sabíamos que allí estaban nuestros militares y, si les disparaban, entonces... Luego comenzaron a bombardearlos, y no solo a ellos, sino también a los alrededores. Un proyectil pasó a 10-15 metros por delante nuestra. Logramos echarnos a un agujero en el garaje en un segundo. Oleksandr y yo nos quedamos esperando, luego corrimos a un edificio para escondernos. Él nunca había fumado, pero en ese momento fumó. Llegamos bajo fuego a casa.
Ya al final, no había casi nada para comer. Preparamos sopa de tocino y algún tipo de cereal. Había algunos cereales o macarrones, le echamos huesos con piel de los que se dan a los perros — cocinabamos esto, porque no quedaba nada.
¿Cómo consiguió salir del territorio ocupado?
Vivíamos en la aldea de Pivdenne, es parte de Rubizhne. Recibí un mensaje de una chica que un tiempo antes fue al oeste de Ucrania. Ella escribió que había llegado a Skole. Casi todos los días había corredores verdes desde Pivdenne. Me junté con mi abuelo... Bueno, nos dieron agua, tomamos un par de manzanas, no había nada más, y tal cual estábamos... Porque ya no teníamos nada, ya nos habían dado aquí las cosas. Mi abuelo y yo salimos montando en dos bicicletas. Mientras esperaba el bus, el corredor verde, mi abuelo fue a ver a su prima, ella también vivía cerca, porque no había comunicación, no sabíamos nada, si algunos familiares estaban vivos o no. Descubrimos que ella estaba viva. El abuelo se fue con mi madre, con mi abuela. Salí solo. Primero salimos a Lviv, con transbordos, luego de Lviv a Skole, y luego, unos tres días después llegó mi abuela prima. Mi madre con mi hermana, su amigo, su hermano y la familia de una amiga, junto con mis abuelos, fueron todos a Dnipro.
¿Alguno de sus conocidos se quedó en Rubizhne?
Cuando llegué aquí, empecé a llamar a mis amigos. Muchos salieron, pero muchos se quedaron en Rubizhne. Antes había algo de conexión, pero recientemente destruyeron la última torre de comunicaciones. Antes, para llamar al menos podías salir al campo, pero ahora no hay forma, no hay conexión, nada en absoluto. Un amigo mío salió, ahora está en Kyiv con su madre, que yo sepa. Su padrastro llegó más tarde. No sabían dónde estaba. Entendí que en Rubizhne lo detuvieron. Lo golpearon, le preguntaron: “¿Dónde está tal o tal cosa?” Otro amigo, no diré su nombre, recibió una herida por metralla en el brazo, luego mataron a su padre. Muchos intentaron salir por el lado ruso, porque no había otra opción, pero no lo consiguieron. Otros amigos sí que salieron por el lado ruso, porque no tenían elección: algunos ya no tenían casa, no había comida, tuvieron que salir. Algunos amigos consiguieron pasar al lado ucraniano, fue un milagro. Yo estaba cerca del lado ucraniano, pero algunos lo intentaron después de que se había cerrado el corredor verde, cuando comenzaron a disparar fuertemente. Antes ya disparaban bastante y luego comenzaron a disparar aún más, comenzaron a llegar proyectiles, y luego ya bombardearon los depósitos químicos. Tras explosiones en los depósitos con substancias químicas, salía humo rosa. A través de bosques y campos, llegaron al lado ucraniano.
¿Lo ocurrido en 2014 fue diferente de lo que pasó el 24 de febrero?
En el año 14, los rusos quisieron tomar Rubizhne, volaron el puente sobre Siverskyi Donets, intentaron atacar por dos lados, pero los nuestros rebatieron el ataque. Algunas casas fueron dañadas en el año 14. La casa de mi amigo fue dañada, le entró una mina por el techo, pero no explotó, simplemente perforó el techo y permaneció allí unos 3 meses. Hasta que él subió a coger algo y vio algo raro metido allí y llamó a los servicios de emergencia. A algunos se les saltaron los cristales fuera. Había algún muerto también en el año 14, pero solo en las afueras de la ciudad. No nos ocuparon, nuestros muchachos nos defendieron. Luego tardaron unos seis meses en reconstruir el puente, pusieron puntos de control en las carreteras y ya. Otras ciudades se vieron más afectadas.
Severodonetsk es la ciudad más cercana a nosotros. También intentaron conquistarla en el año 14, pero había una fábrica de productos químicos, por lo que se decía que no iban a atacar. También quisieron pasarnos por alto, ya que aquí estaba la planta de Zorya fabricando explosivos para la construcción, entonces se decía que habría una fuerte explosión si llegaba algo allí. Esta vez no los detuvo. Bombardearon la Zorya. Es bueno que casi todo haya sido evacuado de allí. Aun así, cuando la bombardearon, hubo una fuerte explosión.
¿Se sintió oprimida la población de habla rusa en Rubizhne?
Para ser honesto, la ucrainización aquí empezó en el año 14, dejaron de enseñar la lengua rusa en las escuelas y, si se enseñaba en algún lugar, ya era como un idioma extranjero. No había clases de ruso en las escuelas. Pero aun así había especulaciones: “Allí te comerán los banderas (*nacionalistas). Somos Ucrania, pero la Ucrania aquella no son amigos nuestros.” Seguían comiéndonos el coco, a pesar de la ucrainización, intentando demostrar que Rusia también era buena. Casi todo Rubizhne hablaba ruso, casi toda la región de Lugansk era de habla rusa, pero nadie nos hacía nada por esto. Cuando llegué a Lviv, hablaba ruso al principio, nadie me dijo nada sobre esto, nos recibieron bien, nos dieron de comer, nos encontraron donde vivir, nos dieron ropa. Cuando comencé a trabajar aquí, hablaba ruso. Lo que dicen los programas rusos: “los banderas se comen a todos”, es una gran mentira. La vida aquí es mucho mejor que la nuestra, porque la gente aquí es amable, la gente se ayuda...