Guerra contra la naturaleza

La “gran ofensiva” rusa anunciada para 2025 sigue avanzando y se extiende desde la región de Sumy hasta Zaporiyia e incluso Jersón. La táctica habitual de las fuerzas rusas durante todos estos años de guerra ha sido la destrucción total de todo lo que encuentran a su paso.
Además de pueblos, aldeas y ciudades, también la naturaleza sufre los terribles efectos de los bombardeos e incendios. Solo en 2022, más de 60 áreas protegidas, reservas naturales, parques nacionales y zonas medioambientales resultaron dañados por la guerra. En 2025, la magnitud de las destrucciones no hace más que aumentar.
El periodista y defensor de derechos humanos Sergiy Okunev analizó varios de los casos más alarmantes y documentó cómo la ofensiva de 2025 destruye no solo ciudades, sino también la naturaleza ucraniana.
“Bosque de los milagros”. Los bosques de Serebrianka y Kreminna quedan devastados

En otoño de 2022, las Fuerzas Armadas de Ucrania lograron importantes avances en el este: en cuestión de días se liberaron vastos territorios de las regiones de Járkiv y Donetsk. En particular, los defensores ucranianos recuperaron una amplia zona en la frontera entre las provincias de Lugansk y Donetsk. Desde entonces, la nueva línea del frente atravesaba el Parque Nacional “Bosques de Kreminna”.
Los Bosques de Kreminna se extendían por 7.269 hectáreas y albergaban 127 especies de animales raros y 94 especies de plantas poco comunes. En el territorio del parque crecían también robles de más de 250 años. Dentro de él destaca la reserva natural Bosque de Serebrianka.
Sin embargo, los militares pronto comenzaron a referirse a esta pintoresca área como “el Bosque de los milagros”. No por su belleza, sino por el nivel extremo de peligro que reinaba allí desde 2022. “Este es el bosque de los milagros: entras caminando y sales sin piernas”, bromeaban con amargura los soldados que defendían la zona.

A finales de 2022 y durante 2023, las fuerzas rusas intentaron recuperar las posiciones perdidas, pero los combates intensos en los bosques de Donetsk y Lugansk comenzaron realmente en 2024. Las hostilidades prolongadas provocaron incendios devastadores. Mientras que en 2023 los equipos de bomberos aún podían extinguir algunos de estos incendios, el crecimiento del uso de drones y el aumento general del peligro hicieron que esta tarea recayera por completo en los militares.
En el verano de 2025, el tramo del frente en los Bosques de Kreminna y Serebrianka se convirtió en la ruta por la que intentaban avanzar los ocupantes rusos. Los constantes bombardeos, el uso de bombas aéreas guiadas y los ataques con drones obligaron a las fuerzas ucranianas a abandonar casi por completo estos bosques. Los incendios disminuyeron, pero solo porque ya casi no quedaba nada que pudiera arder.
Hemos podido acceder a datos satelitales de la NASA que detectan cambios en la vegetación y la superficie terrestre. Estos satélites no solo “muestran una imagen”, sino que recogen información en 11 canales espectrales —incluidos el visible, el infrarrojo cercano y lejano, así como canales térmicos—, lo que permite analizar los cambios en los bosques no solo a simple vista, sino mediante cálculos e indicadores específicos.

Los bombardeos destruyen las Montañas Sagradas en Donetsk
Muy cerca de los Bosques de Kreminna se encuentra otro Parque Nacional: las Montañas Sagradas. En este parque crecían 943 especies de plantas, de las cuales 48 están registradas como especies del Libro Rojo de Ucrania. En las Montañas Sagradas habitaban también 256 especies de animales, 50 de ellas protegidas.
La fauna incluía 43 especies de mamíferos, 194 de aves, 10 de reptiles, 9 de anfibios y 40 de peces. Antes de la invasión a gran escala, las Montañas Sagradas eran conocidas popularmente como la “Suiza de Donetsk”.
De la superficie total del Parque Nacional Montañas Sagradas, Rusia ha destruido cerca del 80%. Los acantilados de creta —únicos en toda Europa— han quedado devastados. El territorio forestal ha sufrido múltiples incendios y parte del bosque está ahora contaminado con artefactos explosivos.
Las imágenes satelitales, igual que en el caso anterior, muestran cambios críticos. La zona cercana a la ciudad de Sviatogirsk ha sufrido daños muy significativos, al igual que el área vecina alrededor de Lyman y Raigorodok.

En 2025, tras un largo periodo de relativa calma, el frente cerca de Lyman y Sviatohirsk volvió a activarse con el avance de las fuerzas rusas. Actualmente, el enemigo bombardea tanto las ciudades como los bosques circundantes, incluida la zona de las Montañas Sagradas. En octubre, varias fuentes de OSINT informaron de la presencia de pequeños grupos rusos en las afueras de Lyman, lo que indica un avance de más de 10 kilómetros en poco tiempo.
El campo de orquídeas se convierte en almacén de armas y la barra de Kinburn en polígono ruso

La barra de Kinburn es una larga flecha arenosa situada en la región de Mykolaiv, que separa parcialmente el mar Negro de la bahía del Dnipro. Este lugar figuraba regularmente entre los parajes naturales más bellos no solo de Ucrania, sino de toda Europa. En su territorio se encuentran varias zonas protegidas, entre ellas el Parque Nacional Orillas Blancas de Sviatoslav y el Parque Paisajístico Regional Barra de Kinburn.
En estos parques hay 465 especies de plantas, 6 de ellas incluidas en la Lista Roja Europea, y 9 en el Libro Rojo de Ucrania. Allí se encontraba el mayor campo de orquídeas silvestres de Europa. Y su símbolo más conocido eran los pelícanos rosados, a menudo asociados con los parques naturales de Odesa, pero que también utilizan esta zona como uno de sus lugares de migración favoritos.
La península y la barra de Kinburn, así como las áreas protegidas de la zona, fueron ocupadas en los primeros días de la invasión, durante el avance ruso sobre Jersón. El control de este territorio permitía a Rusia bloquear parte de la navegación ucraniana en el mar. Además, en 2022 y 2023 los ocupantes convirtieron la zona en un polígono militar desde el que bombardeaban la ciudad de Ochakiv.
A comienzos de junio de 2023, la barra quedó parcialmente inundada tras la voladura de la central hidroeléctrica de Kajovka por las fuerzas ocupantes rusas. La magnitud del daño causado a los parques naturales, la fauna y la flora sigue siendo imposible de evaluar debido a la falta de acceso para expertos y científicos independientes.
Desde el inicio de la invasión a gran escala, en el área de Kinburn se han registrado 426 incendios, que han afectado a más de 9.739 hectáreas de tierras protegidas, según informó la dirección del parque natural en marzo de 2025.
