Rusia organiza nuevo “juicio” contra un ucraniano torturado

Las acusaciones contra Grygoriy Sínchenko, Volodymyr Makarenko y Dmytró Palenko son grotescas, y las torturas infligidas a Sínchenko por Rusia comenzaron mucho antes de la invasión a gran escala de Ucrania.
Galia Koinash07 Diciembre 2025UA DE EN ES FR RU

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Grygoriy Sínchenko

En el tristemente célebre Tribunal Militar del Distrito Sur de Rostov (Rusia) se inicia un nuevo “juicio” contra tres presos políticos ucranianos, a pesar de que cada uno ya cumple condenas individuales de entre 18 y 26 años. Aunque es casi seguro que Dmytró Palenko y Volodymyr Makarenko también fueron torturados, la mayor preocupación se centra en este nuevo ensañamiento judicial contra Grygoriy Sínchenko, quien desde 2019 ha sido víctima de torturas brutales y, al menos en una ocasión, casi mortales.

En octubre de 2025 se reveló que los tres hombres están acusados de intentar cometer un “acto terrorista” dentro del Centro de Detención Preventiva (SIZO) de Rostov del Don. Según la versión oficial, en julio de 2024, Dmytró Palenko —a quien las autoridades tildan de “ciudadano ruso” pese a ser originario de Crimea— habría propuesto a Makarenko y a Sínchenko “participar conjuntamente en actividades delictivas”, a lo que ambos ucranianos habrían accedido. Palenko supuestamente planeaba un “acto terrorista” para el 4 de noviembre de 2024, que habría sido frustrado. A los tres se les acusa de planear dicho atentado, y a Sínchenko además se le imputa el cargo de “reclutamiento”.

Desde 2014, el Servicio Federal de Seguridad (FSB) ruso utiliza acusaciones de “actos de terrorismo” o “sabotaje” frustrados para fabricar juicios contra presos políticos ucranianos. Estos procesos suelen basarse en “confesiones” obtenidas bajo incomunicación y sin acceso a abogados, así como en “pruebas” extremadamente fáciles de falsificar. Los “procesos judiciales” basados en acusaciones originadas dentro de los propios centros de detención son aún más dudosos: los compañeros de celda pueden ser presionados o sobornados para obtener testimonios falsos. En la práctica, no existe ninguna posibilidad de un juicio justo, y es probable que los tres hombres enfrenten un aumento de sus ya prolongadas condenas.

Según el proyecto “Memorial. Apoyo a los presos políticos”:

Dmytró Palenko (n. 14.10.1976) es originario de Sebastopol y actualmente se encuentra en un Centro de Detención Preventiva a la espera de la apelación contra una condena de 21 años en régimen especial por varios cargos de “terrorismo” y “alta traición”. Es catalogado como “ruso”, aunque esto puede deberse simplemente a que Rusia ha hecho casi imposible vivir en los territorios ocupados sin aceptar la ciudadanía. La información sobre el primer “juicio” es muy escasa, pero suficiente para que “Memorial” lo incluya entre las probables víctimas de persecución política.

Volodymyr Makarenko (n. 30.07.1997) es un prisionero de guerra ucraniano y preso político reconocido por “Memorial”, que espera la apelación de su condena a 18 años. Es uno de los 15 hombres condenados el 17 de octubre de 2025 a enormes penas de prisión por acusaciones profundamente cínicas de “terrorismo”, basadas exclusivamente en la decisión del propio Tribunal Militar del Distrito Sur que declaró al batallón “Aidar” —integrado en las Fuerzas Armadas de Ucrania desde 2015— como una “organización terrorista” (Ver más detalles aquí).

Grygoriy Sínchenko (n. 11.05.1991) ha pasado gran parte de los últimos diez años encarcelado, ya sea en la autoproclamada “República Popular de Donetsk” [“RPD”], controlada por Rusia, o en Rusia misma. Ha sufrido torturas atroces, algo evidente por su apariencia durante la lectura de su sentencia en febrero de 2025.

Sínchenko es originario de la ocupada Makíivka (cerca de Donetsk). Vivía en Jersón, pero en 2016 regresó al territorio controlado por la RPD, aparentemente para recuperar documentación médica. Se unió a un grupo partisano que combatía a la pseudo-"república” y fue capturado por el llamado “Ministerio de Seguridad del Estado de la RPD” el 2 de diciembre de 2016. Fue acusado de colocar explosivos en quioscos de cigarrillos y torturado brutalmente: le aplicaron descargas eléctricas, lo asfixiaron, lo golpearon y lo dejaron colgado durante horas con esposas. Su madre, Tetyana Gulevska, informó que fue golpeado tan salvajemente que sufrió un neumotórax y casi murió. Fue liberado en el intercambio de prisioneros del 27 de diciembre de 2017, pero posteriormente regresó al territorio de la “RPD”.

Fue capturado de nuevo en octubre de 2019 y acusado de participar en la voladura de una torre de radio en Donetsk el 27 de octubre de 2019. Se informó que este fue un claro acto partisano: el vídeo del atentado se publicó en YouTube junto con un ultimátum que decía: "Esto se ha hecho para llamar la atención sobre las torturas inhumanas en los sótanos del Ministerio de Seguridad de Donbas. El maltrato y las descargas eléctricas en las extremidades se han convertido en la norma en las ‘repúblicas populares’. El pueblo del Donbás debe protestar contra las torturas o esta república fascista se quedará sin comunicación”. En septiembre de 2020, Sínchenko fue ingresado en el hospital penitenciario de la ocupada Donetsk. Intentó cortarse las venas en señal de protesta contra las torturas dirigidas a obligarlo a renunciar a su abogado y a extraer falsas “confesiones”.

Tras la invasión a gran escala de Ucrania, Sínchenko fue sometido a un nuevo “juicio” en el Tribunal Militar del Distrito Sur de Rostov bajo la legislación rusa. Es significativo que el primer caso contra él se había abierto en noviembre de 2019 bajo un artículo del “código penal de la RPD”. Una vez que Rusia abandonó toda simulación y comenzó a "juzgar” a Sínchenko según su propia legislación, el número de cargos se disparó increíblemente: hasta un récord de 47 cargos del Código Penal ruso. Entre ellos: “espionaje” para el Servicio de Seguridad de Ucrania (SBU); 15 episodios por supuesta tenencia ilegal de armas y explosivos; 12 por preparación de sustancias explosivas; seis de “sabotaje”, uno de intento de sabotaje y tres de intento de asesinato de agentes de seguridad. Esta escalada extraordinaria se produjo mientras Sínchenko permanecía detenido en la región ocupada de Donetsk o en Rusia, incluido el Centro de Detención nº 2 de Taganrog, tristemente famoso por sus torturas especialmente crueles y el trato inhumano hacia prisioneros civiles y militares ucranianos.

El “juicio” se llevó a cabo ante un panel de tres “jueces” rusos presidido por Viacheslav Alexéievich Korsakov, implicado previamente en la persecución y condena de tártaros de Crimea y otros presos políticos ucranianos. El 19 de marzo de 2025, Sínchenko fue condenado a 26 años en una colonia de régimen estricto, con los primeros cinco años en prisión —la forma más severa del sistema penitenciario ruso—. Sínchenko, que lleva en cautiverio ruso desde 2019, también fue multado con 200.000 rublos.

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