Hora de asumir la responsabilidad: Conferencia Nobel del Centro para las Libertades Civiles

La Premio Nobel de la Paz, Oleksandra Matviychuk, del Centro para las Libertades Civiles, en su discurso en Oslo el 10 de diciembre de 2022.
27 Diciembre 2022UA DE EN ES FR IT RU

Голова Центру громадянських свобод Олександра Матвійчук © Nobel Prize/YouTube Oleksandra Matvijtschuk, die Leiterin des Zentrums für bürgerliche Freiheiten © Nobel Prize / YouTube Oleksandra Matviichuk, head of the Centre for Civil Liberties © Nobel Prize/YouTube Oleksandra Matviychuk, Directora del Centro para las Libertades Civiles © Nobel Prize / YouTube Oleksandra Matviïtchouk, présidente du Centre pour les libertés civiles © Nobel Prize / YouTube Глава Центра гражданских свобод Александра Матвийчук © Nobel Prize/YouTube

Oleksandra Matviychuk, Directora del Centro para las Libertades Civiles © Nobel Prize Outreach AB, Production: NRK

Sus Majestades, Sus Altezas Reales, distinguidos miembros del Comité Noruego del Nobel, ciudadanos de Ucrania y ciudadanos del mundo.

Este año, toda Ucrania esperaba el anuncio de los ganadores del Premio Nobel de la Paz. En nuestra opinión, es un reconocimiento a los esfuerzos de todo el pueblo ucraniano, que valientemente lucha contra los intentos de destruir el desarrollo pacífico de Europa. Este galardón también rinde homenaje al trabajo de los defensores de los derechos humanos en la prevención de una amenaza militar en todo el mundo. Estamos orgullosos de que, por primera vez en la historia, el idioma ucraniano resuene durante esta ceremonia oficial.

Hoy recibimos el Premio Nobel de la Paz durante esta guerra iniciada por Rusia, una guerra que ya lleva ocho años, nueve meses y veintiún días. Para millones de personas, palabras como “bombardeo”, “tortura”, “deportación”, “campos de filtración” se han vuelto familiares. Por otro lado, no hay palabras que puedan expresar el dolor de una madre que perdió a su bebé recién nacido tras el bombardeo de una sala de maternidad. Momentos antes, acaricia a su pequeño, lo llama por su nombre, le da el pecho, aspira su olor. Acto seguido, un misil ruso reduce todo su universo a nada. Y ahora su hijo, amado y deseado, yace en el ataúd más pequeño del mundo.

No existe una solución única para todos los desafíos que enfrentamos los ucranianos y el mundo. La gente en diferentes países lucha por sus derechos y libertades en condiciones extremadamente difíciles. Así que hoy al menos voy a tratar de hacer las preguntas correctas, para que empecemos a buscar soluciones.

Primera. ¿Cómo dar valor a los derechos humanos?

Los sobrevivientes de la Segunda Guerra Mundial han sido reemplazados por nuevas generaciones. Y esas generaciones tienden a dar por sentados los derechos y las libertades. Incluso en las democracias desarrolladas, las fuerzas que desafían los principios de la Declaración Universal de Derechos Humanos están ganando terreno. El hecho de que los derechos humanos hayan sido garantizados en el pasado no significa que lo serán en el futuro. Debemos continuar defendiendo los valores de la civilización moderna.

La paz, el progreso y los derechos humanos están inextricablemente vinculados. Un estado que mata a los periodistas, encarcela a activistas o dispersa manifestaciones pacíficas representa una amenaza no solo para sus ciudadanos. Tal estado representa una amenaza para toda la región y la paz en el mundo en general. Por lo tanto, el mundo debe responder adecuadamente a las violaciones sistémicas. En la toma de decisiones políticas, los derechos humanos deben ser tan importantes como los beneficios o la seguridad económicos. Este enfoque también debe aplicarse en la política exterior.

Rusia, que ha estado destruyendo sin parar su propia sociedad civil, es una muestra muy clara. Pero los países del mundo democrático han hecho la vista gorda a esto. Continuaron estrechando la mano de los lideres rusos, construyendo gaseoductos y realizando negocios “como de costumbre”. Durante décadas, las tropas rusas han estado cometiendo crímenes en diferentes países. Pero siempre se quedaban impunes. El mundo ni siquiera ha respondido adecuadamente al acto de agresión y anexión de Crimea, que fue el primer precedente en la Europa de la posguerra. Rusia creía que podía hacer lo que quisiera.

Ahora, Rusia está infligiendo deliberadamente daños a los civiles con el objetivo de detener nuestra resistencia y ocupar Ucrania. Las tropas rusas destruyen intencionalmente edificios residenciales, iglesias, escuelas, hospitales, corredores de evacuación, meten a la gente en los campos de filtración, realizan deportaciones forzadas, secuestran, torturan y matan a personas en los territorios ocupados.

El pueblo ruso será responsable de esta vergonzosa página de su historia y de su deseo de restaurar el antiguo imperio a la fuerza.

Segunda. ¿Cómo comenzar a llamar las cosas por su nombre?

La gente de Ucrania quiere la paz más que nadie en el mundo. Pero un país atacado no puede llegar a la paz deponiendo las armas. Esto no es paz, sino ocupación. Después de la liberación de Bucha, encontramos a muchos civiles asesinados en las calles y los patios de sus hogares. Estas personas no tenían armas.

Debemos dejar de fingir que las amenazas militares diferidas son “compromisos políticos”. El mundo democrático se ha acostumbrado a hacer concesiones a las dictaduras. Y es por eso que la voluntad del pueblo ucraniano para resistir el imperialismo ruso es tan importante. No dejaremos que asesinen y torturen a las personas en los territorios ocupados. La vida de la gente no puede ser un “compromiso político”. Luchar por la paz no significa ceder a la presión del agresor, significa proteger a la gente de su crueldad.

En esta guerra, estamos luchando por la libertad en todos los sentidos. Y estamos pagando el precio máximo por ella. Nosotros, ciudadanos ucranianos de todas las nacionalidades, no deberíamos discutir nuestro derecho a un estado ucraniano soberano e independiente y el desarrollo de la lengua y la cultura ucranianas. Como seres humanos, no necesitamos la aprobación de nuestro derecho a determinar nuestra propia identidad y tomar nuestras propias decisiones democráticas. Los tártaros de Crimea y otros pueblos autóctonos no deben demostrar su derecho a vivir libremente en su tierra natal en Crimea.

Nuestra lucha de hoy determina el futuro de Ucrania. En nuestro país de posguerra queremos construir no estructuras dudosas, sino instituciones democráticas estables. Nuestros valores son más importantes no cuando lo tenemos fàcil, sino en los momentos realmente difíciles. No debemos convertirnos en un espejo del estado agresor.

Esta no es una guerra entre dos estados, es una guerra de dos sistemas: el autoritarismo y la democracia. Estamos luchando por la oportunidad de construir un estado donde estén protegidos los derechos de todos, donde las autoridades sean responsables, los tribunales sean independientes y donde la policía no disperse las manifestaciones estudiantiles pacíficas en la plaza central de la capital.

En el camino a la familia europea, tenemos que superar el trauma de la guerra y sus riesgos asociados, y reafirmar la elección del pueblo ucraniano determinada por la Revolución de la Dignidad.

Tercero. ¿Cómo garantizar la paz a las personas de todo el mundo?

El sistema internacional de paz y seguridad ya no funciona. El preso político tártaro de Crimea Mustafayev, así como muchos otros, están encarcelados en prisiones rusas debido a su trabajo de derechos humanos. Durante mucho tiempo, los defensores de derechos humanos usamos la ley para proteger estos derechos, pero ahora no tenemos ningún mecanismo legal para detener las atrocidades rusas. Muchos de los activistas de derechos humanos se vieron obligados a defender lo que creen con las armas en sus manos. Por ejemplo, mi amigo Maksym Butkevych, que ahora está en cautiverio ruso. Él y otros prisioneros de guerra ucranianos, así como todos los civiles detenidos, deben ser liberados.

El sistema de la ONU, creado después de la Segunda Guerra Mundial por sus ganadores, prevé algunas indulgencias injustificadas para algunos países. Si no queremos vivir en el mundo donde las reglas son establecidas por estados con mayores capacidades militares, esto debe cambiar.

Tenemos que empezar a reformar el sistema internacional para proteger a las personas de las guerras y los regímenes autoritarios. Necesitamos garantías efectivas de seguridad y respeto de los derechos humanos para los ciudadanos de todos los estados, independientemente de su participación en alianzas militares, capacidad militar o poder económico. Los derechos humanos tienen que ocupar el lugar central de este nuevo sistema.

Y esto no sólo es la tarea de los políticos. Los políticos están tentados a evitar estrategias complejas, que requieren mucho tiempo. A menudo actúan como si los desafíos globales desaparecieran por sí solos. Pero la verdad es que solo empeoran. Nosotros, las personas que queremos vivir en paz, deberíamos decirles a los políticos que necesitamos una nueva arquitectura del orden mundial.

Puede que no tengamos herramientas políticas, pero siempre podemos expresar nuestra posición con nuestras propias palabras. La gente común tiene mucha más influencia de la que cree. Las voces de millones de personas de diferentes países pueden cambiar la historia mundial más rápido que la intervención de la ONU.

Cuarto. ¿Cómo garantizar la justicia para las víctimas de la guerra?

Los dictadores temen que la idea de libertad prevalezca. Es por eso que Rusia está tratando de convencer al mundo entero de que el estado de derecho, los derechos humanos y la democracia son valores falsos. Porque no protegen a nadie en esta guerra.

Sí, ahora mismo la ley no funciona. Pero creemos que no sea para siempre. Tenemos que romper este ciclo de impunidad y cambiar el enfoque de la justicia para los crímenes de guerra. Una paz duradera que dé libertad del miedo y la esperanza de un futuro mejor es imposible sin justicia.

Todavía vemos el mundo a través del prisma del Tribunal de Nuremberg, donde los criminales de guerra fueron condenados solo después de la caída del régimen nazi. Pero la justicia no debe depender de la resiliencia de los regímenes autoritarios. Después de todo, vivimos en un nuevo siglo. La justicia no puede esperar.

Necesitamos cerrar la brecha de responsabilidad y hacer posible la justicia para todas las personas afectadas. Cuando el sistema nacional está sobrecargado con los crímenes de guerra. Cuando la Corte Penal Internacional puede procesar unos pocos casos seleccionados o no tiene jurisdicción alguna.

La guerra convierte a las personas en números. Tenemos que devolver los nombres a todas las víctimas de crímenes de guerra. Independientemente de quiénes sean, su estatus social, el tipo de delito que hayan sufrido y si los medios de comunicación y la sociedad están interesados en sus casos. Porque la vida de cada uno no tiene precio.

La ley es una materia viva en continua evolución. Tenemos que establecer un tribunal internacional y llevar a Putin, a Lukashenko y a otros criminales de guerra ante la justicia. Sí, este es un paso audaz. Pero tenemos que demostrar que el estado de derecho funciona, y que la justicia sí existe, incluso si se retrasa.

Quinta. ¿Cómo puede la solidaridad global convertirse en nuestra idea fija?

Nuestro mundo se ha vuelto muy rápido, complejo e interconectado. En este momento, la gente de Irán está luchando por su libertad. La gente en China se está resistiendo a la dictadura digital. La gente de Somalia está trayendo a los niños soldados de vuelta a una vida pacífica. Saben mejor que nadie lo que significa ser humano y defender la dignidad humana. Nuestro futuro depende de su éxito. Somos responsables de todo lo que sucede en el mundo.

Los derechos humanos requieren una forma de pensar, una percepción especial del mundo que determine nuestro pensamiento y actitud. Los derechos humanos se vuelven irrelevantes si su defensa se deja solo a abogados y diplomáticos. Por lo tanto, no basta con aprobar las leyes correctas o crear instituciones formales. Los valores sociales siempre prevalecerán.

Esto significa que necesitamos un nuevo movimiento humanista que trabaje con significados, eduque a la gente, construya apoyo de base y comprometa a la gente con la protección de los derechos y libertades. Este movimiento debe unir a intelectuales y activistas de diferentes países, porque las ideas de libertad y derechos humanos son universales y no tienen fronteras.

Esto nos permitirá crear una necesidad de soluciones y superar conjuntamente los desafíos globales: guerras, desigualdad, ataques a la privacidad, creciente autoritarismo, cambio climático, etc. Así podemos hacer de este mundo un lugar más seguro.

No queremos que nuestros hijos se vean obligados a pasar por guerras y sufrimiento. Como padres, tenemos que asumir la responsabilidad y actuar, y no cargar a nuestros hijos con ella. La humanidad tiene la oportunidad de superar las crisis globales y construir una nueva filosofía de vida.

Es hora de asumir la responsabilidad. No sabemos cuánto tiempo tenemos.

Y dado que esta ceremonia del Premio Nobel de la Paz tiene lugar durante la guerra, me gustaría dirigirme a personas de todo el mundo y pedir solidaridad. No tienes que ser ucraniano para apoyar a Ucrania. Con ser humano es suficiente.


Vídeo de la ceremonia del Premio Nobel de la Paz 2022

© The Nobel Foundation 2022

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