‘Tenía pánico, no tanto por morir de inmediato, sino por quedarme lisiada’

Natalia Shtepa dejó Rubizhne el 26 de marzo de 2022. Ella y sus vecinos se escondían de los bombardeos en un sótano abarrotado y sin condiciones. Dice que durante 17 noches durmió sentada.
Taras Viychuk17 Julio 2023UA DE EN ES FR IT RU

Llegué de la ciudad de Rubizhne, región de Lugansk. Salí el 26 de marzo, todavía había un corredor abierto desde nuestro barrio de Yuznhy. Hubo bombardeos tan intensos, que mis nervios ya no aguantaban más. Salí el 26 de marzo y llegué a Skole el 28.

¿Cómo llegó la guerra a su vida?

Fue un shock, mi cerebro todavía no lo puede entender y aceptar: cómo un país extranjero llegó a atacar al nuestro solo porque pensamos diferente, queremos vivir diferente, mejorando algo en nuestra vida, eligiendo países con los que queremos relacionarnos y ser amigos. ¿Por qué tanta hostilidad hacia Ucrania? No puedo entender por qué hay una política tan hostil por parte de Rusia. Sí, queremos soberanía, queremos perfeccionarnos, pero ¿acaso esto se castiga de forma tan terrible?, ¿qué principios de vida son estos? Son unos monstruos. ¿Cómo se podían destruir tantas vidas humanas? Hay tantas víctimas. Cuando empezó la ofensiva de las tropas rusas, con los planes ambiciosos de apoderarse de la región de Lugansk, ya fracasaron en 2014, fueron detenidos. Severodonetsk, Lysychansk, Rubizhne, Kreminna, Varvarivka están todos cerca, y luego fueron detenidos antes de llegar a Severodonetsk, pero parte del territorio fue ocupado, lamentablemente... Y ahora, van avanzando a esta parte desde el 7 de marzo... ¿Cómo me enteré? Aquella noche, el 24 de febrero, no conseguí dormir durante mucho tiempo y me enteré por la televisión que estaba encendida y escuché que Rusia empezó en guerra contra Ucrania, que comenzó la guerra.

¿Qué ha sucedido antes de su salida?

Aquí todo pasaba muy rápido. El 7 de marzo comenzó una fuerte ofensiva de las tropas rusas a Rubizhne. Llegaron aquí a través de Varvarivka o de otro sitio. No hicimos nada, nos cortaron la luz... Estábamos sin gas, sin luz y sin agua. Aquí, del 7 al 8 de marzo un proyectil llegó al apartamento de mi sobrina, gracias a Dios, ellos, que normalmente se quedaban en el pasillo o en el baño, justo ese día bajaron al sótano y se quedaron vivos. Porque el proyectil llegó, atravesó una pared y una habitación más y la onda expansiva destruyó todo lo que había dentro. Sin chance de sobrevivir. La onda expansiva tiene mucha potencia, nosotros mismos la experimentamos... Después que se mudaron a casa de mi hermana en un barrio diferente. Pero también aquella casa fue alcanzada por proyectiles y se quemó frente a sus ojos, así que se mudaron a otro lugar, y luego unos desconocidos les dejaron dos autos y así consiguieron salir. Nuestro barrio fue muy, pero muy intensamente, bombardeado y destruido.

¿Dónde estaba durante las hostilidades?

Nos quedamos en el sótano durante 17 días, durante 17 días dormí sentada. Nuestro sótano no tiene condiciones, hay algunas celdas, despensas que la gente acondicionó para sus fines domésticos, pedimos a alguien que nos dejara entrar. Solo salíamos para dar de comer al gato y dos veces me pilló un tiroteo, me eché a correr y entonces pensé: para qué correr, si me tenía que matar, me mataría. Tenía pánico, no tanto por morir de inmediato, sino por quedar lisiada, porque había casos cuando un proyectil arrancó las piernas a alguien... Todo era muy complicado, les rescataban los de los servicios de emergencias. También ocurrió que un proyectil explotó fuera del departamento rompiendo los cristales que dejaron a una persona con cortes múltiples, vinieron a auxiliarla.

¿Cómo comían bajo el bombardeo?

Al principio sequé el pan, todavía nos traían alimentos, pero al comenzar los bombardeos, dijeron que no habría pan, entonces sequé dos panes en el horno, pedazos de pan seco. Pensé a ver si podía cocinar algo. Y luego nos cortaron el gas y ya nada... Durante los primeros 4 días, comimos pan seco con té. Luego, cuando se cortó el gas, todos comenzaron a traer lo que quedaba. Hacía frío, la gente empezó a abandonar la ciudad, incluso nos dejaban sus llaves diciendo que sacáramos los alimentos de las heladeras, de las despensas. Hacía 8 grados negativos, hacía mucho frío. Por la mañana cocinamos una olla grande de algo caliente. Al principio cocinábamos estofado de mijo con pollo, yo me levantaba a las 4 de la mañana, cortaba patatas, zanahorias, cebollas... Primero se cocinaba, luego se repartía en cuencos, platos. Al día siguiente, alguien más trajo algo, también lo cocinamos, le echamos macarrones u otra cosa, repartiendo luego entre todos. Durante el día la gente compartía té y café. No había pan. Freímos panquecas a base de agua. Después empezaron a traer pan, una especie de ayuda humanitaria, repartieron comida enlatada, pero todavía teníamos lo que la gente nos había dejado.

¿Fue difícil dejar la casa?

Bueno, entiéndeme, tener una idea del futuro y de repente perderla — da mucho miedo. Nos quedamos sin nada, todos nosotros sufrimos, se quemó la casa de mi sobrina y de mi hermana mayor, se quemó todo. ¿Cómo seguir la vida? Bueno, ya lo pensaremos más tarde, y el día 24, el abuelo de mi yerno, Kyrylo, me dijo que yo también debería irme. Yo dije que no sabía. Entonces, se quedó mucha gente en mi edificio, aunque muchos se fueron.

Y luego nos llegó un proyectil al patio. Nuestros edificios forman un cuadrado sin un lateral en la calle Jimikiv. Y el proyectil alcanzó el patio central: las ventanas de todas las casas salieron volando. Algunos proyectiles también acertaron en las casas. Una vez llegó un proyectil y los chicos rebotaron sin más. Para preparar la comida, salíamos fuera alrededor de las 5 o 4 de la mañana. Mientras no había bombardeos, los muchachos encendían el fuego y allí cocinábamos algo. Cocinamos para todos, en el sótano había mucha gente.

Luego, llegaron más proyectiles, con explosiones tan fuertes que la onda expansiva arrancó la puerta del sótano. Bueno, el sótano es así: si la casa se derrumba ¿quién te sacará afuera?

Pasaban los rescatistas y nos traían alimentos. Entonces, empezaron a traer ayuda humanitaria, pero ya había que elegir: o alimentos o la vida. Algunos iban a cogerla, otros no. Luego llega el momento cuando ya nada te importa, quieres que todo termine lo antes posible. Ya me despedí de mi hijo, diciendo: “Hijo mío, nadie sabe si sobrevivimos o no”. Las noches también fueron terribles.

Al final salimos... Un día se fueron 12 personas y nos quedamos cinco en los dos portales. Bueno, allí pensé que no habría quien me enterrase. ¿Qué se cree? Enterraban a la gente allí mismo ... Un proyectil acertó en un apartamento, la mujer iba a por la ayuda humanitaria y murió por una metralla, luego su propio marido la llevó en una carretilla, cavó un hoyo, bueno, alguien más le ayudó, así fue... Enterraban a la gente cerca de sus casas, no podían alejarse mucho... Hacía frío, la primavera tardó en llegar, hacían unos 9 o 10 bajo cero, había cadáveres en las calles, pero aquí no, aquí en la calle Yuzhnaya los retiraban. Pero en la ciudad sí que había cuerpos por las calles.

El 26 de marzo salí, nos evacuaron los voluntarios, dijeron que pronto cerrarían el corredor, porque la línea de hostilidades ya estaba cerca de nosotros. También supimos que a nuestro distrito se dirigían las tropas de Kadyrov y allí siguen todavía, iban colgando banderas de “RPL”, banderas rusas y chechenas. Sí, en nuestra ciudad, en Rubizhne, con todo el cinismo, entiende. El día 26, había que inscribirse para salir, me inscribí el 25 y el 26 nos llevaron a Novozolotarivka, allí nos dieron de comer y allí nos quedamos esperando: había gente que venía caminando, llegando de la ciudad a pie.

Vi a una compañera mía (trabajamos juntas en el instituto hace tiempo): “Lida, ¿cómo estás aquí?” Y ella respondió: “Lo destruyeron todo”. Eran 9 personas: ella, su esposo, sus hijos, sus nietos pequeños. Dijo: “Salimos andando desde un área diferente, caminamos bajo las balas y todo el camino lo hicimos a pie porque había que salvar a los niños, así llegamos, andando”.

El día 26 nos embarcaron en buses muy pequeños, me advirtieron: “Pon algo en la bolsa para sentarte encima”. Porque no había asientos. Traían la ayuda humanitaria y se llevaban a la gente de vuelta, así fue como nos transportaron. Nos llevaron a Novozolotarivka, y luego les dieron diésel para llevarnos a Slavyansk, esperamos allí un rato, llegó el tren Kramatorsk-Lviv. Nos advirtieron que había cinco vagones para los desplazados, eran vagones gratuitos y compartidos. Al principio había mucha gente sentada, y cuando salimos ya estábamos durmiendo, podíamos dormir y todo.

Quiero agradecer a las personas que nos recibieron aquí. Llegué aquí en un estado terrible, estaba fatal de los nervios. Me preocupaba no estar bien, bien de la cabeza, ya sabe... No se puede entender: ¿cómo alguien pudo tomar esa decisión y destrozar así la vida de tanta gente, de un país?... Mis familiares, yo tenía muchos parientes en Rubizhne, todos tuvieron que salir adonde fuera. ¿Cuándo nos encontraremos o si es que nos encontraremos?... No sé, es terrible. Que Dios vea nuestro sufrimiento y castigue al monstruo que tomó esta decisión, con toda la crueldad. Tengo mucho miedo... La ciudad está destruida, solo quedan algunos barrios. Severodonetsk, destruido en un 80%. Nuestra ciudad era joven, construida a partir de 1915. Había una fábrica de tintas rusas allí, y cerca se construyó un pueblo, y luego una ciudad. Había empresas, fueron todas destruidas, había trabajo, había vida que se destruyó, todo... Será posible reconstruirlo todo, quién sabrá.

¿Se quedó en Rubizhne alguno de sus conocidos?

Mi tía y su bisnieto se quedaron allí, por alguna razón no salieron. No sé lo que sucedió a mi primo, vivían en una casa privada, cerca de la estación de tren, luego su casa se quemó también. Mi primo fue a la casa de sus hijos y luego no sé qué pasó con ellos. Por eso es terrible todo...

¿Estaban discriminados los rusohablantes en Rubizhne?

¡Nadie estaba discriminado! Los especialistas de nuestra empresa eran preparados en las instituciones de educación superior rusas, fue una empresa particular. Nadie estaba discriminado. Las personas trabajaban en los puestos de mando y vivían así toda su vida.

¿Desea algo a nuestros defensores?

Estos muchachos, los que nos defienden, lo tienen muy, muy duro... Cumplen con su deber con nosotros, con su patria, con sus familias, que Dios los proteja. Ahora entiendo lo importante que es, y les deseo a todos una larga vida y salud. Ya le digo: cuando estás allí, no escuchas cuando son los nuestros que disparan. Dices: sí, son los nuestros, está volando desde nuestro lado, y sigues cocinando... Y cuando un proyectil vuela hacia ti, cuando escuchas un silbido, sabes que ahora explotará, no siempre puedes captar cuán cerca o lejos está, es terrible, Dios no quiera que tengas que pasar por esto. Que sean punidos los que iniciaron esta terrible tragedia de nuestro pueblo...

Наталія Штепа, Рубіжне Nataliya Shtepa, Rubizhne Наталья Штепа, Рубежное

Natalia Shtepa, Rubizhne

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