Oksana Stomina: Crueldad medieval, multiplicada por los medios modernos y unas ambiciones insanas y maniático-obsesivas.

Oksana Stomina es poeta y activista pública de Mariupol. Hoy tiene que vivir en Truskavets. Su historia es un impactante testimonio de la actualidad.
Leonid Golberg21 Agosto 2022UA DE EN ES FR IT RU

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Oksana Stomina

Mariúpol es la ciudad de la que más se habla en la actualidad. La tragedia ha originado su nuevo nombre: "ciudad de la Virgen fusilada". Mariúpol se ha convertido en el símbolo del genocidio sobre los ucranianos cometido por los fascistas rusos. Se la define como La Guernica del siglo XXI y se la compara con la ciudad siria de Alepo, cuya destrucción también fue obra de Rusia.

Te hiela la sangre en las venas, se te ponen los pelos en punta al escuchar las historias de testigos y víctimas de los horrores de la guerra, en una de las ciudades más hermosas de la región ucraniana del mar de Azov.

Y es imposible imaginar cómo nuestra interlocutora, Oksana Stomina, una mujer menuda y frágil, pero al mismo tiempo sorprendentemente valiente, una poetisa, una activista pública, una voluntaria, ha sobrevivido a todo esto.

Cuando hablas con ella, a pesar de todo lo que ha vivido, ves y sientes que esta maravillosa mujer moderna transmite coraje, valentía y gran fuerza del espíritu.

La historia de Oksana es un testimonio fidedigno de esta época, un recopilatorio de los crímenes contra la humanidad cometidos en el centro de Europa, en pleno siglo XXI. Y el recuerdo de que las atrocidades de Rusia no se pueden perdonar, ni puede haber acuerdos con los criminales de guerra de Putin.

- Acaba de decirnos que últimamente usted "se ha visto más escuálida". ¿Qué quiere decir?

- Los vaqueros se me están cayendo. Pero, al parecer, el tema no es por no comer o algo así. Es consecuencia de haber envejecido durante estos días. Como dice mi hija: "Esperaba que, siendo tan pequeña, serías un blanco más difícil de derribar". Tal vez por eso, me hice aún más pequeña: así sería más difícil apuntarme (sonríe - Autor). Lo veo así por alguna razón inexplicable.

- ¿Es usted de Mariúpol? 

- Sí, nací en Mariúpol. Toda mi familia es de Mariúpol, mis abuelos y abuelas están enterrados allí. Mi hija nació allí. Ella me ayudó mucho a superar esos días trágicos: tenía la sensación de que ella estaba sosteniendo mi mano todo este tiempo. Incluso cuando no había conexión, la sentía cerca. Luego me ayudó a salir, trazó una ruta, marcando el camino por dónde era posible pasar con mayor seguridad. Aunque tratándose de Mariúpol y los caminos de salida la palabra "seguridad" es inexacta. Ya sabe usted, todo varía desde "muy peligroso" a "peligro mortal''. Más o menos así fue.

- ¿Cómo se ve Mariúpol ahora?

La ciudad es una ruina total

- Recientemente se han hecho muchas cosas en la ciudad. Mucha obra civil. En general, me encanta Mariúpol. Siempre he dicho que cada uno construye su propia ciudad alrededor. Así que pasé toda mi vida construyendo esta ciudad, reuniendo a las mejores personas de confianza, buscando lugares históricos interesantes, información sobre esto o aquello.

Hacía cosas por mi ciudad y ella siempre me correspondía con algo. Ahora la ciudad está reducida a escombros. No hay espacios para la vida: ruinas, cráteres, todo está quemado. Prácticamente todas las casas sufrieron algún daño. La ciudad está destruida...

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Oksana Stomina

- ¿A qué ha tenido que sobrevivir personalmente?

- Vivimos al lado de la guerra durante ocho años y de alguna manera nos acostumbramos a que algo así podía sucedido en nuestro país. Pero lo que veo hoy no se puede comparar con nada. Es la trama de una película de terror, donde en vez de un Drácula sanguinario, están Putin y sus soldados, quienes por alguna razón decidieron que es normal asesinar gente a tal escala. Es terrible, es de una crueldad medieval, multiplicada por los medios modernos y unas ambiciones insanas y maniático-obsesivas.

- ¿Cuándo y cómo salió de Mariúpol?

- Salí de Mariúpol el día 16. Y estuvimos en camino durante mucho tiempo. Probablemente llegué aquí el día 20 o 21.

"Mi marido, literalmente, me obligó a subir al auto"

- Condujimos durante mucho tiempo, porque íbamos en cuatro autos, uno de los cuales estaba muy dañado, literalmente destrozado. Otro era un Zhiguli soviético de nuestros padres, que mi marido había dejado a una familia joven para que pudiera salir.

Éramos bastantes, aunque no sabría decir cuántos exactamente. Había varias familias, muchos niños. Nos fuimos muy de repente. No estábamos preparados para salir, pero en un momento dado la familia de mi cuñado se quedó sin coraje para aguantar más todo aquello, así que se organizaron, se subieron al auto y vinieron a buscarme. Mi marido insistió en que me fuera, literalmente me obligó a subir al auto. Ni siquiera me dejó entrar en el apartamento. Así que me marché con muy pocas cosas, tan solo con una pequeña mochila de cinco litros. Dejé mi portátil con notas (no me hubieran dejado salir con él si me hubiesen detenido en algún puesto de un control). Lo que sí me he traído, porque siempre está conmigo, es el típico recuerdo de Mariúpol. Es una miniatura de un tetrápodo. Hace un tiempo se erigieron esas construcciones en la ciudad para fortalecer la costa, después estas estructuras grises se pintaron de colores y más tarde los tetrápodos se convirtieron en un recuerdo popular de Mariúpol.

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Tetrápodo, el recuerdo de Mariúpol

Probablemente me hubiera quedado, porque sentía que debía estar allí mientras hubiese alguna esperanza, mientras pudiese hacer algo por alguien, por mi gente de Mariúpol...

Pero el día que nos marchamos ya estaba claro que todos los que quedaban allí, no me refiero a los militares, sino a los civiles como yo, ya no eran una ayuda, sino todo lo contrario, una especie de estorbo para los militares.

- ¿Qué se sabe de las personas que se quedaron en la ciudad?

- Hay muchas personas de las que no sabemos nada con seguridad. Pero justo estos últimos días recibimos noticias, aún sin confirmar, por lo que rezamos y esperamos que nunca llegue esa confirmación. Información sobre la abuela de la esposa del hombre que me sacó de allí. La abuela se quedó en casa, ella prácticamente no salía, no podía moverse sola. Y estando ella en su casa, se quemó. De momento no sabemos qué le pasó a la abuela...

"Murió dos veces..."

- Hay mucha información de este tipo. Por ejemplo, recientemente he sabido que nuestro amigo, un hombre muy bueno, decente, honesto, justo, un tipo muy simpático - Vitya Dedov, que trabajaba en la televisión local y en el canal Sigma TV, murió en la cocina de su propia casa. Además, murió dos veces. Como era prácticamente imposible enterrar a los muertos, su cuerpo permaneció en la casa durante varios días y, unos días después, cayó un misil y la casa se quemó. En aquel momento sus familiares se escondían en el refugio y cuando subieron, la casa ya estaba en llamas, así que no consiguieron abrir la puerta y el cuerpo de Viktor se quemó.

"Precisamente así hay que hablar de la guerra: contando historias reales de personas, historias de primera mano"

- Todas esas historias son aterradoras. Me parece que, en general, hay que hablar de la guerra así, contando historias individuales, sin hablar de las cifras abstractas, ni siquiera del número de muertos. Porque para una persona que percibe el mundo a través de sí misma, si no comparas todo esto contigo, con tu vida y la de tus familiares, a esa persona, en general, muchas veces le da igual si son diez personas, una persona o cientos. O incluso miles, ni siquiera consigues imaginar el tamaño. Y cuando le cuentas a la gente como una bomba cayó en el patio, como a un señor, al padre de mis amigos, la mina le arrancó el brazo, y como cogió ese brazo y se fue al hospital... Y nadie lo vio después de eso... Estas son historias de primera mano. Estos son los hechos reales.

También quiero decir que aquella gente es terrible, son animales, no solo te matan: van detrás de ti y te matan. Cuando, por ejemplo, dirigen sus misiles a un teatro, una piscina o una escuela de arte, lugares que ellos conocían perfectamente, sabían que allí estaban las personas que ya habían perdido sus casas, que había heridos, había niños con sus madres, había bebés recién nacidos, había personas con discapacidad a quienes rescatamos de los barrios bombardeados y destruidos en los primeros días, de la zona este, del Orilla Izquierda. Y luego iban a por ellos, una y otra vez, intentando matarlos de nuevo. Así como intentaron matar, una y otra vez, a las personas que querían escapar de la ciudad.

Mi amiga, con quien trabajé en el centro de voluntariado, conducía un coche con su familia dentro, saliendo de la ciudad por el así llamado “corredor verde” y el automóvil fue ametrallado dejando a cinco heridos, un niño aún sigue en cuidados intensivos. Es una matanza deliberada de personas. No es una guerra, es una masacre.

- ¿Por qué pasó esto con Mariúpol?

"Los hemos enfurecido"

- Cuando todo comenzó en Kyiv, en Jarkiv… en un momento se me pasó por la cabeza una cosa: ojalá fuera aquí en Mariúpol. Porque los que estamos aquí cerca ya sabemos cómo es. Ojalá nos sucediera a nosotros y no a toda Ucrania. Estamos cerca, en la frontera, nos estábamos preparando, fortaleciendo las fronteras orientales de la ciudad, que son las de Ucrania. Pero, por supuesto, no tenía ni idea de cómo sería después...

¿Por qué Mariúpol? Todos entendíamos la importancia estratégica de nuestra ciudad. Y también, al parecer, les hemos enfurecido. Porque incluso durante estos años de guerra aguantamos, mejoramos la ciudad que se volvió hasta más confortable y hermosa, contábamos todo esto con orgullo. ¿Sabe?, mientras todo esto sucedía, yo pensaba: ¿Quiénes son estas personas que han venido a destruirnos?

Vivo en una ciudad a la orilla del mar. El mar está siempre muy presente, pues se me ocurre una imagen. Hay gente, tanto niños como adultos, que construye castillos de arena y siempre hay alguien que los destruye. Cuanto más hermoso sea el castillo, con más vehemencia se pone alguien a destruirlo.

La naturaleza de esa gente es así, probablemente todo lo que hacíamos y cómo vivíamos no les dejaba dormir tranquilos...

"Mis primeros libros sobre la guerra han sido traducidos a varios idiomas"

- ¿Cómo afectó la guerra a su creatividad?

- Ya he escrito sobre esta guerra y tengo algunos libros publicados. Han sido traducidos a varios idiomas.

Cuando comenzó lo del año 2014 empecé a escribir sobre aquello, tan solo un año más tarde. Estuve bloqueada durante casi un año, no podía escribir poemas. Ahora tampoco escribo poesía, escribo prosa. Empecé a hacer notas en un trastero, completamente a oscuras: ahorrábamos todo porque en la ciudad no había nada, ya era y sigue siendo una auténtica catástrofe ecológica. Acumulábamos linternas, pilas y cargadores. Acaparábamos las velas que teníamos. Casi siempre estábamos a oscuras y escribía, tomaba notas en esas condiciones, a menudo a ciegas, porque creía que era muy importante. Pero por ahora es solo prosa.

- Por favor, podría dar más detalles de sus libros. Sé que Anastasia Ponomareva ilustró alguno de ellos.

- Mis libros son diferentes. Por ejemplo, hay poemas sobre la guerra en ucraniano y ruso. Y hay libros para niños. Y Nastya ilustró las guías, una de Mariúpol y otra de Ucrania. Realmente me encanta la historia, incluso participé en excavaciones arqueológicas en Mariúpol. Y tenía muchísimas ganas de que el mayor número de gente posible supiese que Mariúpol era una ciudad muy apasionante, en particular, aquellos que nos visitaban, los niños que eran de aquí y no sabían mucho de su ciudad natal. Creamos guías de juego para ellos - libros donde se puede escribir, rellenar, tomar notas...

Entrevista de Leonid GOLBERG


Información

Oksana Stomina es una poetisa y activista de Mariúpol. Vive en su mundo de poemas, siempre sonriente y llena de ideas, inspira con su poder de empatía y su forma sincera de actuar.

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Oksana Stomina

Hoy se ve obligada a vivir en la ciudad de Truskavets.

Los padres de Oksana le inculcaron el amor por la armonía de las palabras rimadas y la literatura. Creció con maravillosos poemas de su madre. Es interesante que el primer libro que Oksana publicó, junto con su hermana Yulia, fue una colección de poemas infantiles de su madre que se sabían de memoria y recordaron con facilidad. El padre de Oksana escribe una prosa ligera e irónica. Es autor de un libro interesante sobre su primer viaje al extranjero - a Israel.

Oksana Stomina es maestra de educación primaria, matemática y psicóloga. Desde pequeña soñaba con ser maestra, pero dice que "el hombre propone y Dios dispone...". Como resultado, trabajaba en el sector de seguros y publicidad.

Ella vive la guerra en su país con mucho dolor: desde 2014 hasta la actual invasión de Rusia a gran escala. Ahora está escribiendo un libro donde quiere contar lo que ha vivido y ha visto, las tragedias de las personas a su alrededor.

"Es historia que tiene que ser conservada" - enfatiza la escritora, que está tratando de contribuir a nuestra victoria, en general, a la victoria de la paz sobre la guerra:

"Cada uno somos un solo átomo en el Universo.

Lo sé. Pero este par de ojos, tan profundos…

Dios, si lo quieres como soldado,

Dale una oportunidad de volver de la guerra.

¡Dios! En medio de una vorágine impetuosa

Ya no importan las razones y las causas.

Si sabes que la muerte está a un paso,

Haz que no se percate de este chaval.

Y cuando tras el muro del sueño se callan los cucos,

Y cuando no brilla el sol bajo las ruinas de la fe,

Haz que las balas lo pasen por alto.

¡Dios, ponle un Ángel de la Guarda!

Si es realmente necesario para algo, pues

No lo castigues con tu propia mano

¡Dios, deja que él dispare primero!

Y... concédele perdón cuando todo termine."

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