Los rusos encerraron en el sótano a los vecinos de una aldea de Chernigiv por un mes

El sótano escolar se convirtió en la última morada para algunos aldeanos. Durante casi un mes, la gente permaneció allí durmiendo en el suelo, amontonándose en pequeñas celdas sin alimentación adecuada y medicamentos. Cuando el ejército ucraniano liberó la aldea, desgraciadamente, no todo el mundo salió vivo del sótano.
Andriy Didenko07 Mayo 2023UA DE EN ES FR IT RU

Ганна Янко © Андрій Діденко / ХПГ Hanna Janko © Andrij Didenko / KHPG Hanna Yanko © Andrii Didenko / KHPG Hanna Yanko © Andriy Didenko / Grupo de derechos humanos de Járkiv Hanna Janko, fotografia di Andrij Didenko Анна Янко © Андрей Диденко / ХПГ

Hanna Yanko © Andriy Didenko / Grupo de derechos humanos de Járkiv

Ganna Yanko es una de las personas a las que los rusos encerraron durante un mes en el sótano escolar en la aldea de Yagidne, región de Chernigiv. El Grupo de derechos humanos de Járkiv le proporcionó asistencia legal y humanitaria a ella y a otras víctimas.


El 24 de febrero salimos de Chernigiv y fuimos a la aldea de mi abuela, a Yagidne. El 3 de marzo, las tropas rusas entraron en la aldea. Inmediatamente desapareció la conexión telefónica. Y un convoy de sus vehículos militares salió a la carretera Chernigiv-Kyiv. Luego comenzaron los tiroteos e intercambio de fuego. Los militares rusos nos convencían a bajar al sótano escolar, pero decidimos quedarnos. Al día siguiente, aparecieron otros, más parecidos a los kazajos. También nos permitieron quedar. Pero luego dijeron: “Bajad al sótano”.

Luego aparecieron los buriatos, estaban ebrios. Entraron a nuestro sótano, apuntándonos con sus carabinas. Les pedimos que no nos hicieran daño. Dijeron que tenemos 5 minutos para coger las cosas e ir a la escuela.

Pregunté si podía entrar en casa, recoger algunas cosas y comer. Dijeron que no, que debíamos recogernos rápidamente y salir. Pues, así salimos. Al principio no querían acompañarnos. Pedimos que nos acompañaran, porque no sabíamos cómo estaba la aldea. Y ellos nos acompañaron. Nos empujaron para que fuéramos más rápido, apuntando con fusiles. Nos llevaron al sótano de la escuela. Nos quitaron los teléfonos y los rompieron. Entramos. Era imposible pasar. La gente dormía en el suelo.

A nuestra abuela la trajeron antes, fuimos a su cuarto. Era muy pequeño, con 18 personas dentro. Por la mañana nos dejaron salir, permitieron a las mujeres ir a sus casas. Fue el 8 de marzo, así que nos permitieron traer algunas cosas y comer. Tampoco había mucho que llevarnos ya que habían saqueado la casa. No quedó casi nada. Vivimos así durante un mes. A veces nos dejaban salir a la calle. A veces no dejaban salir. Para ir al baño, tocábamos para que nos abrieran. A veces sí, otras no, nos dejaban salir soltando palabrotas.

Es decir, en realidad estuvo en cautiverio durante un mes. ¿Fue sometida a torturas o malos tratos o tal vez fue testigo de tales acciones hacia otras personas?

Personalmente yo, no. Mis padres pidieron estar en casa. Nuestra abuela no podía sentarse, tenía problemas con las articulaciones y allí todos dormían sentados. Le dejaron irse. Venían a casa de mis padres, a mi madre le arrastraron por los cabellos hasta la casa vecina para violarla. A mi padre le daban golpes constantemente con culatas. Entonces, a ellos sí que les pasó. También a menudo ocurría en la escuela. Sacaban a alguien y se lo llevaban.

¿Qué había para comer y beber?

Los hombres iban a la aldea a buscar agua. Al principio andaban sin problemas, pero luego los buriatos, que se alojaron en nuestras casas, se pusieron hostiles. No lo permitían. Hasta los rusos temían a los buriatos. Se emborrachaban y se disparaban unos a otros. Luego abrieron un pozo y desde allí bombeaban agua. Cuando a los rusos les traían la comida, a veces nos la daban.

Los vecinos montaron una cocina de campaña y cocinaban lo que sea bajo los bombardeos. A los niños les preparaban papilla de sémola. Mientras había vacas en la aldea, iban a ordeñarlas y traían leche. Luego mataron a las vacas, algunas murieron pisando minas, entonces pidieron a los rusos leche condensada para cocinar para los niños.

Una vez los militares rusos nos dieron macarrones: parecían llenos de gasolina, era imposible comerlos. También nos dieron papilla de avena tan asquerosa que nos entró la diarrea.

Y no nos dejaban salir. Estuvimos de pie y tocando a la puerta desde las seis de la mañana. Usábamos cubos para hacer nuestras necesidades. Había tres cubos. Para 360 personas, 3 cubos no eran nada. Tocando, golpeando a la puerta para que abrieran.

Durante este mes de cautiverio, ¿hubo asesinatos o palizas brutales a las personas?

Sí, las hubo. Una vez trajeron a un hombre de Zolotynka. Estaba todo golpeado. Al principio, cuando entraron, iban disparando a la gente. Asesinaron a un vecino. Porque salió a su patio cuando entraron y dijo: “¿Por qué vinisteis aquí? ¡Gloria a Ucrania!” Lo mataron de inmediato. Los ancianos morían solos en el mismo sótano.

¿Recuerda los nombres de estas personas o lugares donde sucedió?

Simplemente morían en el sótano. Era imposible respirar allí. Los dejaban pasar la noche con la gente viva y luego los llevaban a la carbonera. Juntaron varios cadáveres y pidieron a los rusos permiso de enterrarlos en el cementerio. Al principio lo permitieron, pero luego dispararon contra el cementerio. La gente llevó a los muertos al cementerio y les dispararon.

¿Recuerda cuándo fue?

No me acuerdo. Probablemente a mediados de marzo.

¿Alguien de su familia, amigo o conocido fue herido o asesinado?

Tolik, un conocido mío fue asesinado. Luego hirieron a un niño, Sergiy Sorokopudiv. Lo llevaron a Bielorrusia para operarlo, porque tenía una lesión muy grave. Escupía sangre. Su escápula estaba completamente rota. Es lo que sé. Y en general, la gente moría por sí sola. Y a los que querían matar, le dispararon nada más entrar en la aldea. A veces traían al sótano a diferentes personas. Después esa gente desapareció. Si los mataron más tarde o les sucedió otra cosa, no lo sabemos.

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